Se refiere a que cada acción corresponde una reacción, lo que siembras cosechas, es lo mismo.
Al analizar las acciones que realizamos día a día, es importante tomar en cuenta el dar como una acción, como un verbo que al conjugarse, genera consecuencias.
El dar es lo que uno entrega a los demás, tiempo, dinero, amor, conocimiento y a su vez aplica para lo opuesto, es decir, aquellas situaciones negativas que le damos un lugar en nuestras vidas.
Además, es importante ver y sentir la energía que manejamos al realizar una acción.
¿Desde donde damos?
¿Desde el amor?
¿Desde la carencia?
¿Qué pensamientos surgen en nuestra mente al dar?
¿Qué sentimos cuando damos?
Es decir, ¿Qué energía manejamos al dar?...
Y desde ahí vamos formando nuestra vida, tal cual una cadena, eslabón por eslabón, creada por pensamientos, sentimientos e intenciones...
Y esas intenciones son las que mueven la energía.
Cuántas veces nos damos cuenta que nos están engañando en una situación, por que sentimos la energía de la otra persona.
Y ese sentir es tan válido, tan importante, por qué nos muestra la reacción de nuestras moléculas ante una determinada situación.
Por lo anterior, el “sentir” es importante al tomar decisiones, capta la intención más profunda de los demás y lo más importante: ahí nos hacemos conscientes de la energía que manejamos en nuestras relaciones.
Es un tema muy profundo, la forma como llevamos nuestras relaciones con los demás, es el intercambio de energía, la manera como nos tratamos a nosotros mismos.
El que ama, se ama...
El que maltrata, se maltrata...
El que daña, se daña…
El vivir desde la carencia provoca el deseo de tener lo que el otro tiene, deseando la apariencia de éxito, sin estar conscientes, que el trabajo, la lucha, la conquista, que implica una renuncia, es lo que realmente crea la fortaleza en una persona.
Y ahí es donde me voy a enfocar, en la búsqueda de la abundancia, en el momento en que valoramos lo que tenemos, empezamos a crear la abundancia.
Barbara Woolworth Hutton nieta del fundador de las tiendas Woolworth, fue considerada una de las pocas mujeres más ricas del mundo, vivió desperdiciando su fortuna de 150 millones de dólares, en una vida de adicciones y despilfarros, pudiendo apoyar a personas en la época de depresión en Estados Unidos.
Mientras otras personas de forma activa colaboraron con el desarrollo económico, cultural y social a nivel mundial y a su vez siguen teniendo un nombre hoy en día.
Sin embargo, lo que uno siembra es lo que vamos a cosechar, el ama de casa que cuida a su familia desde su hogar, el profesionista que realiza su labor con honestidad, el agente de tránsito que nos ayuda a cruzar la calle…
¿Qué vamos a cosechar? Es una pregunta muy elemental, que nos lleva a las consecuencias posteriores al realizar una acción, al adelantarnos a los resultados de nuestras obras.
Buscando ante todo desde la mejor de las intenciones, de nuestra mejor energía, para que las acciones que realicemos sean de naturaleza próspera en nuestra vida..