Conforme el tiempo pasa, he aprendido que el tener una gran conversación, es comparable a un artículo de lujo.
La belleza de las palabras y lo sublime del arte, traspasa a las palabras al hablar con alguien que está conectada con su alma.
Y justamente eso, es conversar con Martha Chapa, quien antes de ser una gran pintora es un gran ser humano, creadora de un estilo propio, su arte refleja la conciencia que le ha servido el ser hija de un médico con valores, que la orientó a la búsqueda de su propósito en la vida y no sólo es el pintar, si no el ayudar con su obra a organismos no gubernamentales para financiarse y salir adelante ante la falta de apoyo gubernamental.
La pintora ha enfrentado dos cirugías de columna vertebral, derivadas de las posturas al estar pintando y sin embargo, ni el dolor, ni los medicamentos, le han impedido continuar con su obra y es que Martha no para, comparte sus conocimientos e investigaciones en conferencias sobre las personas que admira, cómo es el caso de la vida de Sor Juana Inés de la Cruz, además de prepararse en forma continua para enseñar lo que ha aprendido de la vida: el servicio.
El estudio del budismo la ha llevado a la conciencia de la conciencia, como ella le llama, al tomar responsabilidad de su vida y del lugar que ocupa en el mundo actual, como una líder de opinión.
A Martha le preocupa la situación a nivel mundial, el qué va a pasar con la pandemia que estamos viviendo y sus repercusiones en la economía y la sociedad, la pérdida de su gran amiga Pilar Pellicer, por Covid-19, la ha conectado en carne propia, con la realidad que vivimos.
Y el tener hijos y nietos, la compromete a participar en forma activa con el México de contrastes en el que vivimos, apoyando a las clases vulnerables.
Porque Martha Chapa es madre de dos hijas y un hijo, a quienes educó en completa libertad y apoyo, con el fin de criar seres humanos fieles así mismos y a la comunidad en la que se desenvuelven, respetando sus decisiones y otorgando el cobijo necesario en los momentos difíciles.
Procurando llevarlos a la escuela en las mañanas, así como a clases de natación y de ballet. Su hija Martha Ortíz Chapa, es chef y dueña de restaurantes, su hijo Federico es egresado de Harvard y vive en Estados Unidos y su hija Laura es ama de casa, los tres son egresados del ITAM y cada uno se dedicó a lo que quiso.
Le pregunté: ¿ A qué hora pintabas? -mientras estaban en la escuela, contestó.
El conocer a la pintora, madre, activista, cocinera, conferencista, Martha Chapa, me llevó a preguntar:
¿Qué hace que un artista destaque en un mundo globalizado y con tanta competencia?
El artista al igual que en las demás profesiones, debe conjugar el talento, un estilo, la honestidad, la calidad humana, la necesidad de dar un valor agregado.
No imitemos a los demás, busquemos en nuestra obra dejar nuestra esencia, trabajemos en nosotros mismos de forma completa y nuestros resultados serán mejores cada día.
Como Martha, busquemos honrar la pasión y la belleza.