Política

Los retos laborales en CdMx

  • Columna de Inés González Nicolás
  • Los retos laborales en CdMx
  • Inés González Nicolás

Una buena noticia que ha circulado en los últimos días tiene que ver con la permanencia de la Secretaría del Trabajo y Fomento al Empleo de Ciudad de México, se queda atrás la posibilidad que existió de fusionarla a la Secretaría de Desarrollo Económico. Esta decisión de la próxima jefa de Gobierno, la doctora Claudia Sheinbaum, puede tener muchas lecturas que, a la luz de los comentarios que se leen y se escuchan, se resumen en una acertada decisión para que en estos nuevos tiempos de cambios, se cuente con la institución clave para generar políticas laborales que correspondan a un gobierno de izquierda. Deja un buen sabor de boca saber que CdMx tendrá una mujer al frente de su gobierno que escucha todas las voces.

Esta decisión nos lleva a pensar que el tema del trabajo, tendrá un lugar importante para las políticas del gobierno local, lo que, además, coincide con la puesta en marcha de su primera Constitución, la que recoge derechos democráticos e innovadores que los tiempos reclaman, lo que traducido en leyes secundarias plantea oportunidades y desafíos muy importantes para el gobierno de Morena, que a partir del 1 de diciembre tomará a su cargo la administración pública de la ciudad, lo que está de más recalcar, genera gran expectativa.

En Ciudad de México, en el segundo trimestre de 2018, la población económicamente activa (PEA) es de 4 millones 511 mil 258 (55% hombres, 45%mujeres); la PEA ocupada asciende a 4 millones 279 mil 410 (54.9% hombres y 45.1% mujeres). Por lo que existe una población desocupada de 231 mil 848 personas (56.5% son hombres y 43.5% mujeres). De esta población desocupada los jóvenes de 15 a 19 años representan 10.3%. De la PEA ocupada, 50% está en la informalidad laboral (49.9% hombres, 50% mujeres) .

Estos datos nos dan un panorama de la magnitud de los retos que tendrá que enfrentar la nueva administración en Ciudad de México. Son grandes problemas que a lo largo del tiempo se han agudizado por la falta de una política laboral federal, que incorpore la realidad y los intereses de todas y todos en el mundo del trabajo. Si bien el trabajo es un derecho humano, éste se ha venido precarizando: bajos salarios, la flexibilidad laboral unilateral, los contratos colectivos de protección patronal, la falta de estabilidad en el empleo, la inspección y la justicia laboral rezagada y la ausencia de políticas laborales de género, son muestra de ello.

Futuros promisorios

Un nuevo gobierno tan esperado de izquierda, tiene que centrar su política laboral en contribuir a cerrar brechas de desigualdad, a generar bienestar para las personas que trabajan. Se deben buscar plantear las bases de una transformación profunda de una política laboral que tenga futuro. Existen muchos factores que podrían facilitar el comienzo de una nueva vida en materia laboral para Ciudad de México: la reforma constitucional a los artículos 107 y 123, publicada el 24 de febrero de 2017, sienta bases importantes para fortalecer la representación de las y los trabajadores, realizar verdaderas negociaciones colectivas, posibilitar una nueva justicia laboral, avanzar en la transparencia y rendición cuentas en las organizaciones sindicales, además de la entrada en vigor de la Constitución de la ciudad, el lunes 17 de septiembre, que consagra alrededor de 60 derechos laborales. Además, de la buena disposición del empresariado capitalino para abrir el diálogo, según consta en la prensa nacional.

Todo este marco de posibilidades bien puede capitalizarse. La informalidad laboral podría contrarrestarse a través de la formación técnica profesional. Para impulsarlo, empresarios, sindicatos y gobierno tendría que comprometerse a institucionalizar un proyecto que ya tendría un referente, el Programa de Jóvenes Construyendo el Futuro, presentado el 13 de septiembre de 2018.

El salario digno es una gran deuda con las y los trabajadores. La constitución de la ciudad ya establece medidas para recuperar parte del poder adquisitivo que a lo largo de más de 30 años se ha perdido. Otra fuente de gran importancia para su recuperación es el salario contractual, resultado de las negociaciones colectivas, la que tendría que potenciarse, como ya establece la Constitución federal, esto podría ser posible si se construye un verdadero y franco diálogo social entre empresarios, trabajadores y gobierno. Mención aparte merece a brecha salarial de género que oscila alrededor del 34 por ciento, deben generarse acciones afirmativas con las empresas para revertir esta situación.

Otro gran pendiente es la creación de una política laboral con perspectiva de género. Las políticas públicas laborales no han sido eficientes, ni suficientes para responder a la composición laboral real. Hoy más que nunca las mujeres estamos insertas en el mercado laboral, pero al interior de los hogares seguimos haciéndonos cargo del trabajo doméstico y de cuidado. Según el Inegi, las mujeres dedican 28.8 horas a la semana al trabajo doméstico y de cuidado mientras que los hombres solo dedican 12.4 horas a la semana. El Estado debe generar políticas y acciones para la conciliación del trabajo y la vida familiar de todas las personas. Las empresas tienen un rol fundamental en esta tarea. Es urgente, ampliar los servicios del Estado para el cuidado: guarderías, casas para adultos mayores, programa de asistencia para personas que viven con discapacidad, por mencionar algunos. Necesitamos ver al cuidado como una responsabilidad pública y que deje de estar sobre los hombros de las mujeres.

La negociación colectiva verdadera y libre es un medio a través del cual patrones y sindicatos pueden mejorar las condiciones laborales, liberando al gobierno de una intervención que con el paso del tiempo tendría que ser menor. Para este caso, se deben fomentar las negociaciones contractuales por sector industrial, lo que podría ser posible si existen sindicatos libres y democráticos, que garantice a las y los trabajadores la libre organización, sin temor a perder sus empleos, ni a represalias de ninguna índole. Si se logran avances en este sentido, los sindicatos del sector público y del sector privado en la ciudad serían el ejemplo para el resto del país en esta materia.

El desarrollo económico de Ciudad de México tendría que darse de la mano con la justicia social, esta combinación es parte de las responsabilidades para la institución especializada llamada a fomentar el trabajo digno, a fortalecer la negociación colectiva, el respeto de los derechos laborales, salariales, y a los derechos humanos; bajo principios de no discriminación y no violencia en el trabajo, así como de igualdad sustantiva.

*Socióloga y sindicalista feminista.

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