“En democracia cualquier unanimidad es sospechosa”Norberto Bobbio
Mañana se cumple un año del inicio del gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto y el escenario político dista mucho de ser el más cómodo, sobre todo porque las principales fuerzas políticas se han ido replegando hacía sus propias agendas, ante las presiones internas de los grupos tradicionales que no han aceptado el acompañamiento del PRD y el PAN a las reformas impulsadas desde el Pacto por México.
Hace un año, las movilizaciones de protesta del primero de diciembre opacaron por completo la toma de protesta del Presidente. Un día después, aún con las imágenes frescas de la violencia desatada en las calles de la ciudad de México, los líderes del PRI, PAN y PRD firmaron el Pacto por México, que consta de 95 compromisos.
Es importante mencionar que, los pactos no son para siempre. Resultado de una coyuntura que permitió el planteamiento de una agenda común, el Pacto por México ha tenido resultados importantes, como las reformas educativa, laboral, de contabilidad gubernamental, de telecomunicaciones, fiscal, y ya en ciernes la reforma política y la energética.Si bien algunas fueron aprobadas de modo accidentado, como la de telecomunicaciones, la fiscal y la educativa, aún faltan las leyes secundarias. Por eso, la anunciada salida del PRD al Pacto deja asuntos inconclusos que no se pueden detener.Se entiende que existen circunstancias muy claras al interior de cada partido.
En el caso del PRD, después de conseguir que sus propuestas se incluyeran en la reforma fiscal, se separa del Pacto para no asumir el costo político que representará la reforma energética, sobre todo de cara la proceso de renovación de su dirigencia, donde la línea dura podría potencializarse.
Por lo que respecta al PAN, su interés es concretar una reforma política en la que se aterrizarán varios temas, donde la intención es generar algunos cambios para, en la medida de lo posible, no sea inminente que el PRI se quede 6 años más en la Presidencia de la República. También trabajarán en profundizar la reforma energética, más allá de lo que la propuesta del PRI señala.
Después de aprobarse estas dos reformas, habría que ver si el PAN continúa en el Pacto, sobre todo por la inminente renovación de su dirigencia.
Como si lo anterior no fuera poco, los grupos radicales anuncian movilizaciones para el primero de diciembre. El fantasma de la violencia ronda en el imaginario colectivo y los grupos contrarios al régimen aprovechan para generar una incertidumbre en la que todos, gobierno federal y gobierno de la ciudad de México, prenden las luces de alerta como si fuera inminente que el primero de diciembre se reedite.Sobre todo, si consideramos que la policía no cuenta con la capacitación para contener manifestaciones como la que se anuncia.
La criminalización de la protesta social va emparejada al aumento de acciones violentas que se han repetido en este año (10 de junio, 2 de octubre), llevando a las marchas a cargar con el estigma del anarquismo. El reto de las autoridades será justificar el uso de la fuerza ante daños a terceros.El balance del primer año, como podemos apreciar, no es el más optimista.
En la parte económica y de seguridad hay un déficit a las altas expectativas que se generaron al arranque de la administración, por eso parece haber la intención de que la apuesta de la actual administración es a las reformas pendientes: política y energética.
Así termina el primer año de gobierno, y empieza el segundo, en donde con una base de arranque se deberá demostrar que las reformas eran el instrumento que se requería para potencializar al país.Hay que señalar que en este primer año, todos los actores políticos han asumido un costo, porque así significaba firmar de modo conjunto un compromiso.
Sin embargo, el segundo paso ya le corresponderá al gobierno del Presidente Peña, que sin Pacto y con reformas, podrá concretar su oferta de gobierno, ¿no cree usted?