El estado de Baja California se encuentra en el centro de la atención política y electoral de todo el país, debido a la posibilidad de que por una reforma a la Constitución estatal se amplíe el periodo de gobierno de dos a cinco años.
El debate se ha dado en todos los niveles, generando un rechazo generalizado a esta intención que incluso ha sido calificada de un intento “golpista”.
Al momento de escribir estas líneas, se informaba que el Gobierno estatal había publicado la reforma que el Congreso aprobó, lo que seguramente dará pie a impugnaciones que deberán resolverse en las instancias correspondientes y que muy posiblemente termine resolviéndose en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Tenemos que tomar en cuenta que la SCJN en este momento atraviesa por un momento de reacomodo, ante la acusación al ex magistrado Medina Mora y ahora las posturas públicas que ha asumido al ministro presidente Arturo Zaldívar con las que se ha confrontado con el ex presidente Felipe Calderón.
Ante este este escenario es importante destacar el comentario del Dr. Diego Valadés, en el sentido de que la Corte no está para generar contrapesos, porque no es un partido político. Dicho que fue retomado por el presidente de la SCJN. Pero debemos considerar que el verdadero contrapeso radica no en los fines en sí mismo, sino en la propia autonomía del Poder Judicial, que lo faculta a actuar aún pudiendo afectar intereses ajenos a la justicia.
Es decir, eventualmente podría ser un contrapeso aún cuando esa no sea su función per se, pero desde la dimensión de su propia autonomía y al margen de los intereses.
Ante esta situación resulta determinante la importancia de la posición que asuma la SCJN ante el caso de Baja California, con absoluta independencia, ¿no cree usted?