Las semanas recientes se han ventilado en medios de comunicación casos políticos de alto impacto que tienen como común denominador que son asuntos que deben ser resueltos por el Poder Judicial.
Esta la reforma que aprobó el Congreso de Baja California para ampliar el periodo de gobierno de 2 a 5 años, el caso del ex Director de Pemex Emilio Lozoya y su familia, los cuestionamientos al líder petrolero Carlos Romero Deschamps o la investigación de la llamada “estafa maestra” contra Rosario Robles.
En el primero, esperamos que la Suprema Corte de Justicia de la Nación haga respetar la Constitucionalidad de nuestro sistema jurídico.
En los demás casos, es importante poner en la mesa de debate el juicio de amparo, que ha sido orgullo de nuestra Ciencia Jurídica en México, pero que lamentablemente se ha pervertido
Orgullo de nuestra legislación mexicana a nivel Internacional, no es comparado con el Habeas Corpus Anglosajón o cualquier recurso procesal, nuestro juicio de garantías es eso, un juicio en si mismo, a diferencia de otras figuras legales que tratan de proteger derechos.
Por supuesto que no se trata de darle supremacía a ningún Poder de la Unión Federal, ni injerencisismo, mucho menos caer en personalismos u hombres “fuertes”. Es crear instituciones fuertes para limitar los excesos del poder.
La sociedad, que en general no tiene amplios conocimientos de leyes, supone falsamente que el amparo es una credencial de impunidad, y esto es lo que no puede ser. Es indipensable restaurar y evitar que, con el mismo andamiaje legal, se le dé un manejo pervertido a al juicio Constitucional que protege nuestras garantías. Porque de otra manera, estaremos condenando al Amparo a su extinción, ¿No cree Usted?
