México ha cambiado. En los últimos años, hemos logrado como sociedad la consolidación de nuestra democracia. La alternancia es parte de nuestra realidad en todos los niveles de gobierno.
En este contexto, es importante apuntar que los gobiernos actuales tienen el reto de arriesgar y de apostar para ampliar los canales de participación ciudadana, ejercer una administración transparente y con una estricta rendición de cuentas, así como ser promotores de la justicia en todas sus expresiones, principalmente la social. Recordemos que, en el viejo régimen, se gobernaba con base a un fuerte control centralizado, con formas de control vertical, lo que hacía más fácil la acción de gobierno. Así, la simulación fue la herramienta más socorrida para legitimar decisiones cupulares, o peor aún, las decisiones unipersonales. Esto como resultado de la proclividad que por formación histórica tenemos como país, Vg el Tlatoani, el Virrey, el caudillo y el viejo Presidencialismo, que supo desarrollar todo un estilo personal de gobernar, como definió Cosió Villegas.
Ahora, los carros completos, las cargadas, las mayoriteadas, los tiempos dónde era más inteligente “coptar” que perseguir a los adversarios, donde el control incluía hasta el papel periódico a través de PIPSA (Productora e importadora de Papel S.A.) que era la única entidad que vendía el papel para las rotativas de los medios impresos.
Decidimos arriesgar con la creación de lo que fue el IFE, sacando a la autoridad electoral de SEGOB para hacer un Organismo Autónomo con representación ciudadana, no obstante, el injerencismo y las tentaciones por parte de partidos políticos. Y hemos avanzado muchísimo, porque en los 80 y 90’s no había elección que no estuviera cuestionada e incluso con conflicto poselectoral. También ganamos con el Banco de México y su autonomía, separándolo de la SHCP, lo que le ha dado equilibrio y control a la economía.
Pero siempre existirán las tentaciones del poder público, que pasan por la necesidad de querer “controlar”. Por eso, para quien sabe interpretar correctamente los sentimientos de la ciudadanía, puede apreciar en las redes sociales este nihilismo hacia los gobiernos y los partidos, un escepticismo crónico, que todos sabemos es una realidad, por lo que es indispensable apostar por ampliar los canales reales y efectivos de participación ciudadana, la transparencia y la rendición de cuentas. Pero sobre todo ser humildes, lo que es una condición básica ante una opinión pública muy crítica y hasta cáustica, como suele ser muchas veces el tono, sobre todo en las redes sociales, ¿no cree usted?
De tentaciones y retos
- Peor para la verdad
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Humberto Zurita Eraña
Tampico /