Cultura

Epicentro de arte callejero

Su andar es apresurado y una vez más retorna sus pasos por el Distrito Arte Doctores, que cubre cinco colonias de la alcaldía Cuauhtémoc, con más de 400 murales; es el epicentro de una zona, otrora de mala fama, donde varias obras pictóricas han cambiado el rostro con la mano de artistas locales y de otras partes del país y el mundo. El guía conoce la historia de cada mural.

Entonces suaviza el paso.

El nombre de espigado cuerpo es Roberto Yuichi Shimizu, nacido en la calle Doctor Olvera, casi esquina con Eje Central. Es arquitecto, gestor y curador de arte urbano y autor de unos cinco mil murales en calles de Ciudad de México, así como en otras entidades y más allá de nuestras fronteras.

Se detiene y echa un vistazo.

Durante 15 años, explica, esta pared fue pintada unas 20 veces; pero hace cuatro años decidió invitar a un artista del barrio, “que es uno de los más pesados”, y a partir de entonces nadie lo toca; “nadie lo toca”, repite.


La gente camina entre rostros que sonríen y otras figuras coloreadas, entre ellas la de Yalitza Aparicio, que cubre toda una pared, sin rasguño alguno, y otra titulada La leyenda del maguey.

El circuito está formado por las colonias Obrera, Algarín, Condesa, Roma, Buenos Aires, que tienen como epicentro de esta masiva manifestación los muros del Distrito Arte Doctores.

También hay otros en la colonia Centro y en la Tabacalera, pero básicamente intervienen en cinco áreas, cuyo centro creativo está en la Doctores, donde la pirotecnia de colores redujo recelos de vecinos.

Todo parte de Doctor Olvera y Eje Central, esa esquina en la que arrullaron a Roberto Yuichi Shimizu, cuyo padre del mismo nombre es el creador del Museo de Juguete Antiguo México, del que sale una explosión de ideas y es centro de encuentros nacionales e internacionales.

Aquí llegan entre 15 y 20 mensajes por correo electrónico de estudiantes que quieren hacer su servicio social y elaborar trabajos en la franja de arte callejero que hospeda a pintores de otros países.

Por eso cada año se realiza el Festival Barrio Vivo, que convoca a unos 70 artistas de diferentes partes del mundo. De España, de Francia, de Dinamarca, Portugal, Noruega, de Brasil, Estados Unidos, Canadá, entre otros países, la mayoría mexicanos, que han sumado alrededor de cinco mil en 10 años; algunos de Durango, de Monterrey, de Tijuana, de Pachuca.

Y también lo visitan rockeros.

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—¿Y cómo les ha ido?- se le pregunta a Roberto.

—Los primeros años fueron de picar piedra con la gente, pues decían: “Ya váyanse de aquí, grafiteros, qué están haciendo aquí”, pero con el tiempo, y a través de nuestro arte, nos hemos ganado su respeto, su cariño. Ahorita es muy bonito porque invitamos a los artistas a intervenir y ya sale la señora y le invita un vasito de agua de Jamaica,le saca un taquito de mole.

—Porque tú naciste aquí, en la Doctores.

—Sí, así es, yo estoy registrado en la colonia Doctores, aquí fui concebido por mi padre, aquí llegó mi abuelo en 1920. Tenemos cariño por la Doctores, y creo que esa mala reputación que tiene la colonia, ha ido cambiando muchísimo; vemos a muchos extranjeros los fines de semana que vienen desde la colonia Condesa y de la Roma buscando murales.

—Son vecinos de la Roma.

—Claro. La colonia Doctores es la que une, justamente, a la Roma y la Condesa con el Centro Histórico. Es un eslabón importantísimo.

—Y está la avenida Cuauhtémoc.

—Sí; la Doctores está enmarcada por grandes avenidas principales: Eje Central, Cuauhtémoc y Viaducto; por acá, Insurgentes. Es un núcleo importantísimo. Tenemos los dos corredores Cero Emisiones por los trolebuses, el Hospital General, el Registro Civil; por eso es la importancia de intervenir las calles, además del arraigo familiar que tenemos.


Para Roberto Yuichi Shimizu esta zona se ha convertido en La embajada del arte urbano en México, porque no solo recibe a varios artistas extranjeros, sino que, junto con su padre, fundador del Museo del Juguete Antiguo, tienen un programa de residencia. “Todos los años recibimos artistas que vienen a intervenir espacios y los hospedamos”.

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Durante 10 años este espacio también ha sido visitado por grupos de rock que recalan de todas partes. Han hecho sesiones de fotos Molotov, Splash, Guns N' Roses; en 2020 los visitó Hot Chip y otras bandas de rock. En la parte musical –agrega- también han presentado sus discos Panteón Rococó y Saúl Hernández, de Los Caifanes.

El intercambio cultural con otros países ha sido continuo y por eso lo buscan colectivos, empresas privadas y gobiernos locales.

Cuando era pequeño, evoca Roberto, su padre le regaló un libro de grafiti escrito por Martha Cooper, “una de las grandes fotógrafas de arte urbano, junto con Henry Chapman, y es ahí donde yo me empiezo a enamorar de cómo se grafiteaba en los vagones del Metro en Nueva York”.

Y se revela su afición.


—Con el tiempo –comenta- me di cuenta de que no solo tenía que intervenir los espacios internos, sino salir a las calles, y ahí es cuando empiezo a pintar edificios, como el metro Colegio Militar, Cuauhtémoc, Normal, y pinté el hotel Reforma Avenue y el Hospital Nacional Homeopático

Este arquitecto, de 37 años, que ha sido invitado por universidades extranjeras como Harvard, para exponer sus conceptos, camina por las calles de la Doctores y narra el significado que tiene su gestión y algunos de los murales más característicos.

“Ellos –dice cuando se refiere a los vecinos- han entendido que estamos trabajando aquí en la colonia y justamente se ha logrado hacer una sinergia muy importante con los artistas locales; y, bueno, el ejemplo es que todas estas piezas han sido respetadas durante los últimos tres o cuatro años”.

Parece como si pasara lista de artistas urbanos mientras camina. “Está Minos, está Faces, está Fous, está Odres”.

Y frena en una esquina del Eje Vial Lázaro Cárdenas donde Dafter esboza una colorida figura que el propio artista describe:

—Para mí, pintar demonios es como una sátira, por así decirlo, hacia los personajes que crea el ser humano y a veces lucra con ellos. Mi idea era mezclar los colores con el diseño para que se pudiera ver de todos lados.


La artista visual Claret Lany, en cambio, prefiere practicar en lugares cerrados. Ella fue elegida para realizar su proyecto en una sala del Museo del Juguete, donde está por terminar un mural titulado La batalla de los gigantes. Se trata de la figura de un tigre blanco que está en peligro de extinción. Para hacerlo escogió tres hojas de puertas antiguas.

Usa la técnica de puntillismo con pincel y aerosol para darle profundidad a la sombra.

—¿Qué piensas del proyecto de Roberto en esta zona? - se le pregunta a esta egresada de la Facultad de Arte y Diseño de la UNAM.

—Me encantó. Yo no sabía que lo de las calles también era su iniciativa, pero sí le da más vida a las calles, en especial a esta colonia, que es un poquito marginada, por así decirlo, y en vez de ver un grafiti o un tag, no sé, cosas vulgares, pues ves un mural, algo bonito, que dan ganas de pasar por ahí y no decir: “Ya me voy, porque aquí me van a robar”.

Y Claret sonríe.


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Humberto Ríos Navarrete
  • Humberto Ríos Navarrete
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