Cultura

El Hijo del pueblo salió de Guardias presidenciales

                       

Cuando desapareció el Estado Mayor Presidencial, EMP, en el inicio del actual sexenio, sus integrantes fueron reubicados en diferentes puestos, de la Secretaría de la Defensa Nacional, pero hubo quienes renunciaron, como fue el caso de Jesús González Escobar, quien prefirió otro camino, antes que pertenecer a la Guardia Nacional. Entonces decidió aprovechar lo aprendido en aquella dependencia en la que lució el verde olivo.

Y es que mientras estuvo en Ejército le permitieron estudiar una licenciatura en la Universidad Pedagógica Nacional, además de estar en la selección de box del Cuerpo de Guardias Presidenciales, donde su equipo obtuvo algunos triunfos, como aquella aporreada amistosa que le pusieron a otro formado por civiles en el barrio de Tacubaya, durante el aniversario luctuoso de Javier Solís, El rey del bolero ranchero.

Pero todo quedó en el recuerdo.

El Hijo del pueblo salió de Guardias presidenciales
El Hijo del pueblo salió de Guardias presidenciales

Y Chuy está agradecido.

Ahora evoca su pasado.

Luego vendrá el presente.

Es Chuy González, El hijo del pueblo.

—¿Por qué El hijo del pueblo?

—Primero, porque está inspirado en la interpretación que hizo nuestro maestro José Alfredo Jiménez. Y dos, porque todos los boxeadores estamos hechos y somos hijos del pueblo.

—¿En dónde estamos, Chuy?

—En el campo San José de Naucalpan de Juárez, Estado de México.

—¿Por qué aquí?

—Porque aquí, en este campo de futbol, San José Río Hondo, yo venía a trotar, para ponerme en forma; venía, corría, hacía un poco de fuerza, de resistencia, de velocidad; acabando, colgaba mi costal, le pegaba unos cuatro tiempos y vámonos al trabajo.

***

Jesús González Escobar empezó a boxear a los 14 años en El Molinito, municipio de Naucalpan, Estado de México, con el entrenador Raúl Cruz. Soñaba con ser Pipino Cuevas o Rafael Bazuca Limón.

De chico vendía paletas, helados, pan y tiraba basura, entre otros trabajos y así ganarse unas monedas; después comenzó a entrenar en los baños Jordán. “Siempre he sido muy trabajador”, dice con cierta solemnidad.

Su vida cambió, como él dice, cuando en 2006 entró al Ejército, luego de terminar la preparatoria. “Ahí me enseñaron a disciplinarse”.

Para empezar, le ordenaron hacer labores de limpieza; después, “cuando llegó mi alta, me enviaron a Temamatla, Estado de México, donde enseñaron los valores del Ejército y mis deberes”, recuerda, como “limpiar mi arma, conocer los grados y cuáles eran mis obligaciones dentro de la misma institución, que es tan noble”.

Ahí, mientras sus compañeros se iban de descanso, él se quedaba a practicar boxeo, pero lo hacía a su manera: frente al tallo de un árbol simulaba golpear una pera loca y luego hacía abdominales.

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Un día su jefe, el coronel Diego Chávez Alcaraz, lo observó hacer sus ejercicios y ordenó: “A ver, a ese muchacho hay que hacerle una portería y cuélguenle un costal; es una vergüenza que le ande pegando a un árbol”.

—¿Y qué pasó?

—Pues me pusieron mi costal y empecé a entrenar más, más y más, hasta que llegó la oportunidad de formar parte de la selección de Boxeo del Cuerpo de Guardias Presidenciales.

—¿Entonces estabas en Guardias Presidenciales?

—Estaba en el Primer Grupo de Mortero 81 milímetros y luego vino un cambio: se hizo el Quinto Batallón de Guardias Presidenciales. Estamos hablando de que fue en 2012.

—Y sigues practicando el box.

—Sí, me hicieron exámenes, competí con compañeros de otras armas, gané un buen lugar y formé parte de la selección del Ejército Mexicano como boxeador; me pagaban como boxeador, mi trabajo era boxear.

—Pero un día decides salirte, por qué.

—Bueno, yo salí bien del Ejército Mexicano, con la frente en alto, orgulloso y contento; llegó la nueva administración, cambiaron al Presidente, al licenciado Enrique Peña Nieto, y dieron la opción de que te quedabas o te ibas y yo opté por irme; y me fui a trabajar al colegio de Bachilleres número 9, que está aquí en Huixquilucan, en la biblioteca digital, también fui maestro de Historia, Español, Informática y un poco de educación física.

—Ya no te convino seguir.

—El Cuerpo de Guardias Presidenciales, ese glorioso cuerpo, una vez que desaparece, cambian todas las oportunidades y muchos compañeros se vieron en la necesidad de dejar sus plazas, irse a otros estados, como Michoacán, Guerrero; cambió toda su vida, hubo un giro de 360 grados. Yo opté por irme por otro camino, por otro sendero.

—De docente.

—De docente, así es, porque soy egresado de la Universidad Pedagógica Nacional en la licenciatura en Sociología de la Educación.

—¿Esa carrera la estudias estando en el Ejército?

—El Ejército me dio la oportunidad de estudiarla; repito: el Ejército es una institución muy noble, me educó, me formó, me vistió, y aparte me dio de comer. Bueno, yo le debo todo al Ejército.

***

Y Jesús González Escobar, ya como civil, comenzó a venir a este campo, ya sea a correr o a pegarle al costal que colgaba cada mañana, antes de ir a trabajar, pues en su nueva labor permanecía mucho tiempo sentado.

El Hijo del pueblo salió de Guardias presidenciales
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“Yo llegaba aquí para mantenerme en forma”, recuerda. “Y yo me pregunté: dónde están los chavos, dónde están los jóvenes, qué está pasando con ellos; sí venían, pero eran pocos; era gente más grande la que venía”.

—Y aquí nació todo.

—Sí, porque una mamá con su niño me dijeron: “Oiga, me puede entrenar”. Yo les dije: “Mira, discúlpame, no soy grosero, pero yo solo vengo a entrenar y de aquí me voy al trabajo”.

Y así estuvo casi un año.

La gente se acercaba. Los niños, sobre todo, y sus padres, para observarlo.

—Y por fin te decidiste.

—Sí, porque dije: okey, siempre me ha apasionado el boxeo, le tengo amor, respeto. Ok. Dejo la docencia. Fui, renuncié y vine a emprender este proyecto. Colgué mi costal un día, a las 7 de la mañana, y me puse a entrenar; ese día me gané 15 pesos; de ganar 12 mil pesos, de 13 mil a 15 mil pesos, yo ganaba 15 pesos al día. No cobro, es cooperación voluntaria.

—Y así empezó todo.

—Me dio seguridad de que se acercaban los niños y querían que yo los entrenara; dije: Aquí hace falta eso, un alma joven, alguien que venga a inyectarles energía, alguien que venga a decirles que sí se pueden hacer las cosas. Porque me preguntaron que quién era yo, qué había hecho, porque los niños juzgan, los niños todo ven, y usted ya pelió, usted en qué trabajó. Bueno, se empezaron a dar cuenta que tengo una carrera atrás, que no soy un improvisado…

—¿Y aquí estás todos los días?

—Todos los días nos estamos rifando el alma. Primero empecé con un toldo en la mañana, y tuvo un crecimiento impresionante, tenía 80 alumnos, yo trabajé durante la pandemia, aquí tenía 50, 80 alumnos en un turno, y dije, por qué no abrir otro turno, y que me aviento el de la tarde; nada más daba de martes a viernes, y después dije: por qué no abro sábado y domingo, y que me aviento también sábado y domingo.

Y todos los días, mañanas y tardes vienen entrenar, sobre todo niños y niñas, entre ellas la peso mini mosca Renata Valentina Zepeda Vázquez, Renata La bonita Vázquez, de 13 años, con 10 peleas acumuladas en dos años, todas ganadas. Su más reciente triunfo fue la obtención de un cinturón durante el torneo de Puños rosas. Es boxeadora que, a pesar de su edad, demuestra que pega duro cuando entrena con su maestro.

El Hijo del pueblo salió de Guardias presidenciales
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—¿Hasta dónde piensas llegar?

—Hasta ser una campeona del mundo.

—¿Quiénes son tus ídolos?

Jackie Nava.

El Hijo del pueblo salió de Guardias presidenciales
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Renata La bonita Vázquez habla con mucha seguridad; lo hace luego de una sucesión de golpes contra el costal, mismo que mueve como si lo columpiara un ventarrón, algo que pocos hacen en este lugar, donde un solitario El Hijo del pueblo lo hacía hace dos años y cuatro meses con un saco, que ya multiplicó a 70, todos adquiridos a partir de cooperación voluntaria, como él dice. El único que ha obsequiado 6 pares de guantes, asegura, es Cleto Reyes. hacen en este lugar, donde un solitario El Hijo del pueblo lo hacía hace dos años y cuatro meses con un saco, que ya multiplicó a 70, todos adquiridos a partir de cooperación voluntaria, como él dice. El único que ha obsequiado 6 pares de guantes, asegura, es Cleto Reyes.

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El Hijo del pueblo salió de Guardias presidenciales

—¿Todo bien, entonces?

—Todo bien —responde Chuy González, El hijo del pueblo —.Como dicen las frases de los antiguos griegos: Si haces lo que te gusta nunca vas a tener que trabajar. Yo no trabajo aquí: esto me apasiona, me encanta. Sí me veo cansado, pero todo cuesta.

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Humberto Ríos Navarrete
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