Política

No quiero ser huérfano

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No hay hombres en mis recuerdos. Los hombres de mi infancia siempre fueron fantasmas.

A José Antonio Hernández lo mató un coche cuando cruzaba Insurgentes a la altura de San Fernando. Tenía 31. Se dio a la fuga el conductor homicida. Daniela Laza, su esposa, dio a luz seis meses después del accidente, el 8 de junio de 1995.

Nací en el Sanatorio San Juan, en Iztacalco, a través de una cesárea. No sé por qué mi madre me bautizó Alexis, pero lo que sí sé es que mi madre tenía que trabajar lejos, hasta Cuautla, y me encargaba con mi abuela paterna, Griselda, con quien pasaba cada vez más tiempo hasta que un día mi madre ya no regresó por mí, dijo que le resultaba demasiado doloroso. No volví a verla. Yo tenía 5. La recuerdo muy poco.

Alexis creció bajo la tutela de su abuela paterna Griselda, mujer cuya personalidad estaba marcada por su obstinación de siempre guardar silencio en torno al misterio de su viudez.

Mi abuelo murió el 11 de octubre de 1994 en una calle de Peralvillo al mediodía, ocho meses antes de que yo naciera. Le pregunté tres o cuatro veces a mi abuela Griselda ¿cómo murió?, y obtuve siempre la misma respuesta: se le amargaba el gesto y permanecía en silencio; una vez hasta se puso de pie y se fue. Nunca quiso hablar al respecto. Pero he investigado. Ese día fue martes y mi abuelo tenía que estar trabajando en la UNAM, en donde era asistente administrativo de la Facultad de Medicina. No tenía por qué estar ese día y a esa hora en Peralvillo. Tomando en cuenta la actitud de mi abuela, concluyo que faltó a su trabajo para cogerse a su amante. Aunque a veces me pregunto: ¿y si tenía que pagar alguna deuda, defender el honor de la familia o buscar otro trabajo mejor remunerado? Son dudas que necesito tener.

A Griselda le diagnosticaron covid vía telefónica el 7 de julio de 2020; dos días después comenzó a experimentar sensaciones de asfixia y fue internada en terapia intensiva.

La única presencia real en mi vida es ella. Hemos vivido 25 años juntos. Pienso en su ausencia y siento que me desintegro. ¿Sabes que es chistoso?, cuando la internaron aquí tuve que llenar un formulario que pedía en uno de los incisos mencionar sus señas características, ¿y sabes que puse?: viuda recia con dos dedos amarillentos a causa de la nicotina, índice y corazón de la mano izquierda, los que forman paz y amor.

Alexis aguarda en el hospital. Hace guardias en la sala de espera, donde dormita, toma café, escucha rock industrial y lee novelas modernas.

Pero esas son mamadas, soy hijo de una mujer viuda que me abandonó en manos de otra mujer viuda y la verdad es que no quiero ser huérfano.

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Hugo Roca Joglar
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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