En otra entrega platicamos sobre la necesidad humana de trascender, muchas veces confundida con la historia que nos contaron sobre dejar huella en el mundo, ser recordados como personas exitosas o para tener una linda inscripción en nuestra lápida.
Trascender sí tiene el significado de ir más allá de nosotros mismos, pero a diferencia de solo darle el sentido de hacer cosas importantes para los otros, en la búsqueda de alimentar el ego, es lo contrario. lo importante es buscar ir más allá del ser para lograr que todas nuestras acciones vayan encaminadas hacia la búsqueda del crecimiento interno, de la expansión de la conciencia, del movimiento de la energía, para entonces sí ser, no más o menos de lo que somos, sino otra persona.
De acuerdo con Maslow, trascender se encuentra en la cumbre de la pirámide de las necesidades, lo que significa que solo cubriendo las otras necesidades podremos ser libres para buscar ese estadio de flexibilidad y apertura psicológica. Pero eso tarda mucho tiempo, se nos puede ir la vida tratando de seguir este camino del desarrollo personal propuesto por Abraham Maslow.
Hay otro camino que supone primero ir tras la cumbre, para alcanzar todo lo demás, es decir primero buscar la trascendencia como el camino corto, para ir cubriendo en paralelo las otras necesidades, a saber: Las fisiológicas o básicas, las de seguridad y protección, las sociales y la necesidad de estima.
Trascender es ir dejar el ego, el dolor, el entorno personal, la realidad personal, el miedo, el pasado. Trascender es ir más allá de nuestra propia vida, esto no quiere decir que trascendemos al morir, trascendemos al reconocer las condiciones y circunstancias que nos hicieron ser lo que somos, abrazarlas, dejarlas ir y buscar nuevos conceptos y escenarios que nos permitan encontrar la diferencia que deseamos.
¿Qué se necesita para trascender?, ¡uyuyuy!, hasta miedo da hacerse esa pregunta, porque la respuesta nunca convence al ego, que tan a gusto se encuentra en su lecho de rosas, en su zona de confort.
Aquí podríamos tener una larga conversación sobre los métodos que te podrían ayudar, (y todos ayudan), pero quiero proponer uno, cuya relevancia no se niega: marcar genes aletargados para lograr un cambio físico, un nuevo cuerpo, que responda a nuevos pensamientos, que responda a una nueva mente.
Eso se llama epigenética y ya tendremos tiempo para platicar de ella.
¡Abrazos todos!
Hugo Mauricio García
