Me está costando mucho trabajo escribir sobre el carisma, sin confundirme, ni confundirlos, pues a menudo el significado de la palabra se tergiversa y es frecuente que se le asigne una connotación exclusiva de aquellos o aquellas a los que se les ve triunfadores.
Algo de razón hay en ellos pues a quienes vemos exitosos, los percibimos con este halo de suficiencia, altivez y seguridad, cualidades como para voltear a verlos o dejarse persuadir por tales bondades, y eso que aun ¡no abren la boca!, porque en cuanto lo hagan seguro caeremos ante sus argumentos.
Muchas veces he oído decir, “con ese carisma como no lo iba a lograr” … o cosas parecidas, como si el carisma fuera genético, ¿y no lo es?, No, no lo es, el carisma también es una cualidad que se aprende y se desarrolla.
Debo dejar claro que el carisma no es exclusivo de los extrovertidos, también los introvertidos logran desarrollarlo con gran éxito.
Ahora sí parece que esta colaboración va tomando forma, veamos pues, ¿Qué es el carisma?, más allá de la definición de diccionario (https://dle.rae.es/carisma), cuando hablamos sobre liderazgo o desarrollo personal, el carisma es la OPORTUNIDAD de dejar plasmada tu personalidad de forma positiva, inequívoca y perenne en los otros, eso se oye muy fuerte y lo es.
Inspirar, impactar, influir, ser digno de confianza, ser inolvidable, construir una reputación efectiva y auténtica, construir lazos permanentes, siempre dejar una buena primera impresión, todo lo anterior y más son los beneficios de tan anhelado brebaje.
Quien APRENDE a ser carismático o carismática, es propenso a agradar más, le facilita a los otros comunicarse con él o ella, ganan más dinero porque la gente está más dispuesta a trabajar con los carismáticos, aprenden a activar el cerebro de las personas al producirles dopamina, el carisma funciona, digámoslo así, como un lubricante social.
Quienes piensan que el carisma es difícil de desarrollar, basan su idea en algunas construcciones mentales que les limitan, entre las más usuales, pensar que el carisma es ilimitado, cuando la verdad es todo lo contrario, el carisma se prende y se apaga a voluntad del usuario.
Otra de las usuales, “el carisma no se aprende, es algo con lo que se nace”, nada más falso, el carisma se entrena todos los días, se refina, se depura, el carisma es como un perro bien entrenado, no importa donde, cuando, ni la circunstancia, debe obedecer a ciencia cierta nuestra voz.
La pregunta del millón, ¿Cómo se desarrolla el carisma?, quien requiere la respuesta en esta columna, deberá esperar una semana para tenerla, en la próxima entrega algunos consejos, prácticos, sencillos y a veces hasta obvios para entrenar el carisma, así que no esperen nada científico.
¡Abrazos todos!