Política

El Vampiro. La falta de inteligencia emocional

El “Vampiro”, libro del médico y escritor inglés John William Polidori, escrito entre los días 16 y 19 de junio de 1816, en la Villa Diodati, Suiza. Allí asistieron Polidori, la pareja, Mary y el poeta Percy Shelley, invitados por el también poeta Lord Byron. Los días fueron tormentosos. Para pasar el rato, Byron lanzó un reto, escribir una obra realmente aterradora. Percy no hizo nada. Byron relató algo que no acabó. Pero Polidori (20 años) y Mary Shelley (17) y crearon respectivamente dos monstruos maravillosos: “El Vampiro”, iniciador de la cultura vampírica y Frankenstein, que haría de Mary la inventora de la ciencia ficción.

Con “El Vampiro” cerramos la cuarteta de los vampiros más emblemáticos del género: Drácula, lo vimos con la nutrición por medio de la sangre (los hematófagos y la transfusión sanguínea), ahí dijimos que Drácula da inicio a los vampiros en el cine, con la película Nosferatu (1922). Igual revisamos a Carmilla (1872), el amor entre mujeres, y Manor (1884), el amor entre hombres. Las dos, las unimos con la Ética y la Moral, destacando la libertad y el respeto para los amores diferentes.

“El Vampiro” aporta una versión nueva de ellos, que para la época, eran seres macabros, putrefactos, que vagaban por las criptas, pero sobre todo, se afirmaba que chupaban la sangre del ganado y al abrir sus tumbas yacían incorruptos, un no-muerto.

El vampiro de Polidori es un noble, Lord Ruthven: “Que llamaba la atención más por sus rarezas que por su rango. Miraba a su alrededor dando temor a todos, sin que se pudiera explicar la causa. Muchos le atribuían a esa mirada gris y fija, capaz de penetrar hasta lo más hondo de una conciencia. Su semblante tenía un tono lívido. Jamás se ruborizaba. Sin embargo, sus facciones y su perfil eran bellos. Lo invitaban a las principales mansiones. Todos deseaban verlo y se sentían contentos a su lado.”

El arquetipo del vampiro que conocemos ha surgido, aristocrático y seductor. Además Lord Ruthven no hace caso de las mujeres adúlteras que se arrastran por su atención. Le fascinan las esposas virtuosas y las hijas inocentes.

Empieza a brotar la falta de Inteligencia Emocional (IE). A él le satisface romper la armonía, lo positivo, la familia.

La IE ya era usada por estudiosos pero se hace popular cuando el psicólogo Daniel Goleman publica en 1995 su libro, lo justifica así: “Porque el lugar de los sentimientos en la vida mental ha quedado descuidado, convirtiéndose las emociones en un continente inexplorado. Este vacío se ha llenado por una avalancha de libros de autoayuda, consejos bienintencionados, pero carentes en su mayoría de base científica. El propósito de este viaje es comprender la arquitectura emocional del cerebro.”

La IE se define como: “La capacidad de las personas para reconocer sus propias emociones y las de los demás. Usar y administrar la información emocional para guiar el pensamiento y la conducta de forma armoniosa.”

Lord Ruthven y Aubrey (joven rico y atractivo) se hace amigos e inician un viaje por Europa. Ahí Aubrey conoce al verdadero Ruthven, lujurioso, jugador, egoísta. Si le piden ayuda, les brinda, pero caen en maldición, son llevados al patíbulo. Ante esto Aubrey decide alejarse. Continua el viaje solo, se enamora, pero el monstruo mata a su amada: “En su garganta se veía las marcas de los colmillo.” Aubrey cae enfermo, cuando despierta, ve que quien lo cuida es Ruthven. Duda que él la haya matado. Juntos siguen el trayecto. Unos ladrones los atacan y hieren a Ruthven, éste antes de morir le hace jurar que no dirá nada durante un año y un día, Aubrey acepta y regresa a Inglaterra. En una fiesta ve a Ruthven vivo y cortejando a su hermana, le recuerda el juramento. Pasa el año y un día. Aubrey narra quien es Ruthven y muere. Van a buscar a la joven casada con Ruthven: “Lord Ruthven había desaparecido, la joven había saciado la sed de sangre de un vampiro.” En esta obra cualquier analogía de Inteligencia Emocional ha sido excluida.


Hugo G. Freire


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