No se vale. Que se arruine un proyecto multimillonario en nombre de la honestidad; que se saquen adelante proyectos claramente estúpidos; que se condene al país al atraso energético y que se le ahogue con un púlpito mañanero que solo es un autoelogio continuo, todo esto podemos criticarlo, pero aguantarlo. Es como un perro que orina para marcar su territorio. Podemos aguantar incluso a toda una generación de badulaques que están llevando a un nuevo mínimo la categoría moral de los políticos. Pero lo que acaban de consumar los mal llamados legisladores con los peor llamados maestros con la complicidad del inquilino de Palacio no tiene nombre. Es un auténtico crimen de Estado.
¡Y todavía lo presumen! Legisladores morenistas de toda laya hinchan el pecho para presumir el derrocamiento de la Reforma Educativa que tanto costó construir en el sexenio de Peña Nieto. “Ni una coma quedó”, presumió ante los micrófonos Mario Delgado, pastor del hato morenista después de haber consumado la entrega del proceso educativo a la facción más negra de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación.
El Presidente ha dicho que la Reforma Educativa trató a los profesores como a delincuentes. Con el debido respeto, esa es una mentira vergonzosa incluso para un mentiroso crónico con otros datos. Y el nuevo esquema aplaudido por AMLO no lo hubiéramos soñado en nuestra peor pesadilla.
El magisterio no le rendirá cuentas a nadie, pues solo se harán pruebas diagnósticas, como si los barbajanes que raparon a disidentes fueran el mejor ejemplo pedagógico. Las plazas de maestros se entregarán conforme lo decida un grupo donde tendrá mucha mano la CNTE. La discrecionalidad como mérito. ¿El Estado rector, como todavía tuvo el descaro de presumir la titular de Gobernación? ¡No! La educación en manos de la mafia magisterial más nefasta de la historia. Plazas automáticas para los normalistas (ellos votan; los niños no), con pase automático; vuelven las “comisiones” sindicales pagadas y los aviadores. Adiós a la calidad y a los méritos pues, ¿qué puede saber del tema alguien que reprobó la quinta parte de sus materias y apenas rebasó el siete de promedio? Para acabar pronto: si el nuevo esquema educativo es el logro que cacarean, ¡que todos ellos y ellas pongan a sus hijos a estudiar en escuelas públicas de Oaxaca!
