Hace unas horas, el gobierno de la Ciudad de México fue premiado por The Climate Bonds Initiative, por ser la primera administración local latinoamericana en emitir un Bono Verde, cuyos recursos serán utilizados para financiar proyectos sustentables que ayuden al combate del Cambio Climático.
Para ello, ni tardo ni perezoso, el mismísimo Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, se apersonó en la capital inglesa para recibir la distinción que convierte a la Ciudad de México en la primera en emitir el hasta ahora desconocido Bono Verde.
Un Bono Verde, como lo dice Wikipedia, son "títulos de crédito emitidos por instituciones públicas o privadas que están calificadas para manejarlos, son activos líquidos y de ingreso fijo que buscan realizar proyectos verdes, es decir sustentables, y obtener financiamiento por parte de inversionistas interesados, para al final, retornar el rendimiento de su inversión".
En su cuenta de twitter, Don Miguel Ángel escribió: "Los recursos del #BonoVerde serán utilizados en proyectos sustentables en la #CDMX, que ayuden a combatir el #CambioClimático #mm.
Por su parte, el gobierno capitalino dijo que los recursos del Bono serán destinados a proyectos relacionados con: eficiencia energética; manejo e infraestructura hídrica sustentable, y transporte público sustentable, mismos que ayudarán a alcanzar las metas establecidas en el Programa de Acción Climática de la Ciudad de México 2014-2020.
Mientras todo eso ocurre, hay que recordar que hace menos de un año la Ciudad de México entró en una muy penosa crisis ambiental luego de que en más de dos décadas no se había presentado una contingencia en la Zona Metropolitana del Valle de México, cuando entonces se registró una concentración superior a los 200 puntos de ozono del Índice Metropolitano de la Calidad del Aire (IMECA), como resultado de las condiciones "extremadamente malas" en la calidad del aire.
En aquél entonces, autoridades informaron que "el monitoreo registró concentraciones "extraordinarias" por la emisión de precursores de ozono provenientes de automóviles y de la industria, y aunado a ello, contribuyeron la falta de viento y la inversión térmica que se disipó tardíamente".
Desde que inició la medición de contaminantes en el Valle de México, a finales de los ochenta, los máximos permitidos de concentraciones se habían modificado acorde con las normas internacionales de protección a la salud, siendo el último ajuste, el del año pasado, reduciendo a 150 puntos mínimos para activar una pre-contingencia, 200 para una contingencia Fase 1 y 230 para la contingencia Fase 2.
Según el reporte histórico de contingencias ambientales, la última vez que se llegó a una Fase 2 fue en diciembre de 1992, cuando el ozono alcanzó 338 puntos Imeca. La medida duró tres días y se desactivó al bajar a 117 puntos los niveles de concentración. Ese mismo año, en febrero y marzo hubo dos alertas de la misma magnitud.
Lo increíble de esta historia, ocurrió cuando el año pasado, en medio de esa situación, apareció el Jefe de Gobierno del DF, para decir que los altos índices de contaminación registrados en el Valle de México -que se mantuvieron por tres días consecutivos-, eran ajenos a la Ciudad de México.
En aquella ocasión, veintidós mil muertos después (asociados a males respiratorios), enésimas críticas durante sus más de tres décadas de operación, y quejas desoídas sobre el plan de restricciones y sus posteriores "liberaciones" las autoridades relacionadas con el Programa Hoy No Circula, resolvieron que se aplicaría temporalmente un nuevo esquema al tristemente célebre programa.
Entre tanto, según un estudio de la OMS realizado en tres mil ciudades situadas en 103 países, el 80% de la población mundial respira a diario partículas repletas de polución, y las regiones urbanas con peor calidad de oxígeno están en Asia y Medio Oriente.
Asimismo, el organismo internacional, reveló un dato estremecedor: ocho de cada diez ciudadanos del mundo respiran un aire con niveles de contaminación que superan los límites recomendados. La investigación estima que el 98% de las ciudades de bajos ingresos con más de cien mil habitantes no respetan las normas internacionales cualitativas de calidad del aire establecidas por la OMS. En cambio, en los países más ricos, el porcentaje cae abruptamente al 56% sin dejar de encuadrarse en una cifra preocupante, y es que por año hay más de siete millones de muertes relacionadas a la contaminación ambiental mundial.
A decir de la OMS, México registra nueve urbes contaminadas, donde Monterrey es la que se encuentra más arriba en la lista, ocupando el lugar 255 de 2 mil 973 ciudades de cinco continentes. Le sigue Toluca, en el lugar 302; y la Ciudad de México ocupa el puesto 681. Nuevo León, Guanajuato, Edo de México y la capital del país, y en ese orden, son las más contaminadas.
Explica la OMS que las partículas más perjudiciales para la salud son las de 10 micrones de diámetro (PM10), que pueden penetrar y alojarse en el interior profundo de los pulmones. La exposición crónica a las partículas agrava el riesgo de desarrollar cardiopatías, neumopatías y cáncer de pulmón.
Las partículas de menos de 2.5 micrones de diámetro, "están asociadas con el aumento de síntomas de enfermedades respiratorias, la reducción de la función pulmonar, el agravamiento del asma, y con muertes prematuras por afecciones respiratorias y cardiovasculares. Además de alteraciones en los canales de calcio", se explica. Vale la pena saber que las fuentes que provocan esta contaminación son, principalmente, fábricas, además de fuentes móviles como automóviles.
Mientras tanto, veremos de qué sirve ese Bono Verde y su millonario fondo, esperando que se hagan verdaderamente notorios y evidentes los efectos positivos de tal inyección de recursos al medio ambiente, y que ese dinero no se vaya a los fondos de campaña de nadie en el país.