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Advirtieron “caída”; “Tec no se puede caer”, respondieron

  • Con todo respeto
  • Advirtieron “caída”; “Tec no se puede caer”, respondieron
  • Horacio Castellanos Herrera

A mes y medio del sismo del 19 de septiembre que dejó un saldo de 5 muertos, más de 50 lesionados y daños irreparables en más del 80% en las instalaciones del Campus Ciudad de México, del Instituto Tecnológico de Monterrey, y de un silencio imperdonable por parte de sus autoridades, al fin aparecieron oficialmente para informar algo sobre las causas de lo ocurrido, y lo que dijeron no sorprendió a nadie, pues simplemente confirmaron las notorias deficiencias arquitectónicas de sus instalaciones.

Fue así como su vicepresidente de la región Rashid Abella entregó el dictamen de los inmuebles de su campus del sur a la Procuraduría General de Justicia (PGJ) de la Ciudad de México. El dictamen fue elaborado por la empresa García Jarque Ingenieros, quien determinó que la aceleración provocada por el terremoto, aunado a las ménsulas de apenas 15 centímetros que sostenían los puentes ocasionaron su derrumbe. Asimismo, informaron que las empresas que construyeron los puentes colapsados fueron Acueductos y Urbanizaciones S. A., y Acero, Electricidad y Forja.

Entre tanto, hace unos días, apareció en los medios de comunicación un testimonio que llamó poderosamente la atención. Y es que un ingeniero de nombre Leonardo Serrano aseguró haber advertido que eran inseguros los puentes del Tec de Monterrey campus CDMX que colapsaron el 19 de septiembre.

Lo relevante de su testimonio no solo es su presumible expertisse, sino porque el ingeniero es exalumno de ese plantel y obtuvo el promedio más alto de la generación 1991-1995 en ingeniería industrial y de sistemas.

"Cada año a los alumnos de mejor promedio nos invitaban a un desayuno con el rector. Tres años consecutivos le dije: 'señor, el Tec está mal construido, tiene peligros, puntos débiles'. En una de esas él me dijo: 'Leonardo, esto es el Tec de Monterrey y no se puede caer", recordó el Ingeniero.

Serrano, quien ingresó al instituto en enero de 1991, le tocó ver cómo creció ese campus capitalino: "un edificio ya estaba construido y otro lo acababan de edificar. Lo último que se ponían eran los puentes. Era como un Lego: al puente lo metían en un riel que estaba en el edifico anterior, lo sobreponían en una base y le ponían un tornillito. El problema es que la base donde lo colocaban no mide más de 40 centímetros, era demasiado pequeña", detalló.

El ingeniero pidió a su padre, José Alfonso Serrano Rodríguez, de profesión arquitecto, que visitara el campus. Cuando su padre vio los puentes pidió una cita con el rector para advertirle del riesgo que implicaban estas estructuras, pero éste se limitó a decirle: "lo vamos a tomar en cuenta", le habría contestado el rector.

Sostuvo que poco después de hacer estos señalamientos, personal de la Dirección se le acercó para advertirle que el artículo 34 del reglamento del Tec prohíbe a los alumnos hablar mal de su alma mater.

Después de graduarse, Serrano se mantuvo en contacto con la comunidad estudiantil y observó que hace algunos años colocaron en los puentes el letrero "No subirse en caso de sismo". Pero para el ingeniero eso no era suficiente. "La gente que murió el 19 de septiembre no estaba atravesando el puente, estaba saliendo de la cafetería y les cayó encima el puente.

"De hecho una profesora se salvó por casualidad: ella estaba en la cafetería cuando empezó a temblar y la gente empezó a salir corriendo, pero ella tropezó, se quedó en el suelo y estando allí vio cómo se caían los puentes, que quedaron a unos centímetros de ella", contó Serrano. Señaló que se trató de una "trampa mortal" porque "si salías de la cafetería o del edificio de administración forzosamente debías pasar por debajo del puente, y allí es donde quedó la gente".

El propio 19 de septiembre, tras el sismo y una vez que se supo el derrumbe de los puentes, Serrano se apresuró a llegar y entró antes de las 14:00 horas. "Me encontré un desorden impresionante: los chavos subidos en los escombros, tratando de rescatar de arriba para abajo, como Dios les daba a entender. Les dije 'bájense porque están aplastando más la estructura. Si hay alguien abajo no lo van a encontrar'. Seguimos el rescate en forma lateral". Serrano sostuvo que fueron los propios alumnos del Tec quienes rescataron a tres personas en la primera hora después del sismo.

Así las cosas, con el informe presentado, ahora se sabe conservarán el edificio de estacionamiento y los talleres centrales que hace 10 años se habían inaugurado encima de lo que había sido su propia cancha de futbol americano.

Cabe señalar que padres de los alumnos fallecidos han iniciado un litigio contra el ITESM por el fallecimiento de sus hijos bajo dichos puentes. Asimismo, es sabido que actualmente, el costo de una carrera profesional en este Instituto oscila el millón de pesos, alrededor de 100 mil pesos semestrales.

Vale la pena recordar que 14 de marzo de 1979, cuando un sismo de 7.6 sacudió a la Ciudad de México provocando diversos daños, se registró la insospechada caída de instalaciones de la Universidad Iberoamericana ubicadas en la Campestre Churubusco. Empero, entonces no se reportaron pérdidas humanas en el campus, en gran medida, debido a que el sismo se registró durante la madrugada. Sin embargo, ello también dio lugar a la demolición de sus instalaciones y, posteriormente, el traslado a una nueva sede, ahora ubicada en la zona de Santa Fe.

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