Podría decirse, y tomo en préstamo la frase de Mark Twain, que los rumores sobre el declive irreversible de Estados Unidos han sido exagerados.
Todo historiador y todo sociólogo aprenden desde su primer semestre que a diferencia de los seres biológicos, en los colectivos sociales lo nuevo nunca termina de nacer al tiempo que lo viejo jamás acaba de morir.
Así la impronta social estadounidense que como Melquiades Estrada tiene más falsos entierros que muertes reales.
Del declive social y económico “americano” se habla mucho desde los años sesenta del siglo pasado.
Las hermosas muchachas en los campus universitarios de California que no olvidaban llevar flores en su pelo para protestar contra la carnicería en Vietnam.
Las largas filas en los setenta para cargar gasolina ante los bloqueos petroleros de la OPEP.
En los ochenta el fugaz dominio tecnológico de la electrónica japonesa que solo duró hasta que un par de genios maniáticos, Jobs y Gates popularizaron las computadoras.
Las Torres Gemelas. Las hipotecas subprime. El odio de Trump.
Unabomber y tanto loco que anda suelto
Las dinastías políticas Kennedy, Bush, y Clinton.
Warren Buffet, George Soros, Paul Tudor Jones, y démosle también su licencia al buen Gordon Geeko.
Los mexicanos siempre hemos querido primero entender esa nebulosa llamada “mexicanidad” (Octavio Paz, Samuel Ramos, Krauze, Aguilar Camín, etcétera.)
E inmediatamente después buscamos entender al gabacho, al gringo, al güero…
Conocemos a Huntington, a Francis Fukuyama, a Clotaire Rapaille.
Leímos Vecinos distantes, y El oso y el puerco espín.
Leemos a Juan Enríquez Cabot, al “Güero” Jorge Castañeda, a Macario Schettino y a Rafael Fernández de Castro.
Y coincido: Estados Unidos no puede ser objeto de reduccionismos. Resulta imposible entenderlo como un ente monolítico
Termino con esta metáfora expresionista: Estados Unidos es un cuadro de Jackson Pollock creado con goteos y con salpicaduras (action painting), que con su movimiento, complejidad y energía nos conduce a una sensación tan abierta como abstracta.
@hhramos