Libros sobre dinero hay muchos. En mi biblioteca tendré cien. Creo que más.
Tengo de todo y los he leído todos. Desde los clásicos de superación financiera como “Piense y hágase rico” de Napoleón Hill.
Hasta algunos esotéricos como “La secta secreta de los banqueros suizos” o “El hombre más rico que jamás existió”
Y por supuesto todos los imprescindibles de especialización académica: Keynes, Ferguson, Marcus, Graham, Lewis, Ross, Kane, Krugman, Shiller, Mazzucato, Van Horne.
Hace tiempo uno de mis alumnos en las maestrías de negocios me preguntó cuál era mi opinión personal que sobre el dinero podía compartir con su generación.
Soy un hombre que siempre ha llevado una vida moderada y comprendí que la pregunta nacía desde un sincero interés. Ofrecí responder hasta el final del curso para poder meditarla.
Aquí mi respuesta.
Acerca del dinero conviene aprender cuatro verbos.
Ganar. Gastar. Ahorrar. Invertir.
Ganar. Ganamos haciendo intercambios. Vendemos nuestro trabajo y servicios.
Algunas personas crean sistemas de negocios y productos útiles que generan riqueza. Conviene aprender varias maneras de ganar dinero y ser útil en diversas tareas.
Gastar. Es el verbo más fácil del dinero. Desde niño la sociedad te enseña a gastar.
Pero sólo aprendemos a hacerlo correctamente cuando nos respondemos ¿Qué es lo que según mi filosofía individual me otorga el mayor bienestar por mi dinero?
Ahorrar se aprende por reflejo, por costumbre, por hábito. Parece fácil pero es difícil obtener la disciplina para separar el dinero del ahorro. A veces aparecen urgencias que esfuman los ahorros iniciales.
Invertir es el verbo más complejo de los cuatro. Muy pocas personas logran dominar la pericia necesaria para invertir, para ganar dinero administrando dinero.
Por eso hay toda una industria de Bancos, de fondos y casas de bolsa cuyo jugoso negocio es “Dame tu dinero para manejarlo mejor que tú”.
