Política

El memorial de los ciclistas caídos

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Cuando la muerte se vuelve cotidiana, la capacidad de asombro se termina y normalizamos que mueran en las calles víctimas de un accidente vial, de un destino fatídico, inescapable.

Para completar el círculo, en el caso de los ciclistas urbanos, se opta por la colocación de bicicletas blancas (ghost bikes) donde murió alguno como advertencia ante los automovilistas de que se trata de un punto peligroso. En rigor, no sirve de mucho más que para tranquilizar a la comunidad de ciclistas, porque, si bien los gobiernos locales no las retiran, —aún queda cierto respeto a la muerte— tampoco hacen mucho por cambiar las condiciones que llevaron a esa muerte.

Por eso, quizá tenga razón Mikael Colville-Andersen, diseñador urbano danés experto en ciudades ciclistas, quien sostiene que resultaría mejor obligar al Estado a que construya una ciclovía protegida donde quiera que muera un ciclista y, además, le pongan su nombre en memoria. Así tendríamos una bitácora de héroes viales y un gobierno obligado a colocar memoriales hasta que no hagan falta.

Podríamos comenzar con Montserrat Paredes, la joven de 20 años que murió atropellada por un autobús sobre Paseo de la Reforma hace cuatro años. La nueva ruta o sendero compartido que busca proteger a los ciclistas que circulan en Reforma puede ser bautizada en su nombre. Lo mismo puede hacerse en División del Norte y avenida Cuauhtémoc, con Luis Édgar Verde, el joven de 25 años que murió atropellado en ese punto, o con la ciclovía de Revolución y Calle 10, donde una revolvedora de Cemex mató a Joselyn García, de 26 años.

Estamos a unos días de que concluyan las primeras “suturas ciclistas” —como llama la Semovi a las conexiones entre ciclovías—, que podrían recibir nombre en memoria de ciclistas atropellados. Así, a la de Bucareli que conecta Reforma con Chapultepec, podríamos ponerle por nombre Gabriela Mora, como la joven diseñadora de 26 años de edad que murió en esa avenida atropellada por un camión del IPN.

Una de las primeras bicis blancas que se colocaron en CdMx fue la de Liliana Castillo, una ilustradora que murió atropellada en Universidad a su cruce con Gabriel Mancera. Ahí, la ciudad le debe una ciclovía.

Y entre las últimas colocadas están las de Ximena Callejas, una joven repartidora de Rappi, de 20 años, atropellada por un tráiler que trabajaba para grupo Modelo en Río San Joaquín y Lago Hielmar, alcaldía Miguel Hidalgo. Otra es la de José Manuel Matías, repartidor de Uber Eats de 22 años de edad que murió atropellado en Eje 5 y Periférico.

Unos cuantos, pero hay muchos más, por ejemplo:

— Luis Ponce Rivas, Reforma y Eje 2 Norte.

— Ilse Mariel Alonso, de 20 años, Chicomostoc y avenida Aztecas.

— Jonathan Sánchez, de 11 años, Aztecas y Nezahualpilli.

— Rubén Vázquez Martín, de 13 años, Reforma y Campos Elíseos.

— Óscar Estévez, Insurgentes Sur y Sinaloa, colonia Roma.

— Ignacio Santiago, Eje 4 Sur, Hipódromo Condesa.

— Esthela de la Luz Valles, Bosque de Chapultepec, Periférico.

Y podríamos seguir…

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Héctor Zamarrón
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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