Algo tiene el arte que suele capturar mejor que nadie el espíritu de una época, mejor aún que los discursos, los diarios o las redes sociales.
Ahora que el tema central en el espacio público es la violencia contra la mujer —y en vísperas del paro nacional de mujeres— la cantora norteña Vivir Quintana (@vivirquintana) consiguió de forma espléndida condensar la esencia de estos días.
En su “Canción sin miedo” está todo: la indignación por los feminicidios, la voluntad de no olvidar, la impaciencia y la urgencia por frenar esta epidemia, la voluntad de encontrarse en las marchas, donde crece la hermandad femenina, la sororidad y el amor.
La noche del sábado, en el Zócalo capitalino, su canción resonó entonada por miles de voces que acompañaron a Quintana, quien a dúo con Mon Laferte y otras 40 artistas en el escenario encendieron a la multitud, que había escuchado antes a la guatemalteca Sara Curruchich y a la chilena-francesa Ana Tijoux.
Los versos escritos por la coahuilense Quintana terminan en una estrofa que altera, para bien, el estribillo del Himno Nacional: “Y retiemble en sus centros la Tierra, al sororo rugir del amor”.
Este domingo, en lugar de escribir de otro tema, preferí destinar el espacio de esta columna a la letra de “Canción sin miedo”:
Que tiemble el Estado, los cielos, las calles
que teman los jueces y los judiciales
hoy a las mujeres nos quitan la calma
nos sembraron miedo, nos crecieron alas.
A cada minuto de cada semana
nos roban amigas, nos matan hermanas
destrozan sus cuerpos, las desaparecen
no olvide sus nombres, por favor, Señor
Presidente.
Por todas las compas marchando en Reforma
por todas las morras peleando en Sonora
por las comandantas luchando por Chiapas
por todas las madres buscando en Tijuana
cantamos sin miedo, pedimos justicia
gritamos por cada desaparecida
que retumbe fuerte “Nos queremos vivas”
que caiga con fuerza el feminicida.
Yo todo lo incendio, yo todo lo rompo
si un día algún fulano te apaga los ojos
ya nada me calla, ya todo me sobra
si tocan a una respondemos todas.
Soy Claudia, soy Esther y soy Teresa
soy Ingrid, soy Fabiola y soy Valeria
soy la niña que subiste por la fuerza
soy la madre que ahora llora por sus muertas
y soy ésta que te hará pagar las cuentas.
Por todas las compas marchando en Reforma
por todas las morras peleando en Sonora
por las comandantas luchando por Chiapas
por todas las madres buscando en Tijuana
cantamos sin miedo, pedimos justicia
gritamos por cada desaparecida
que retumbe fuerte “Nos queremos vivas”
que caiga con fuerza el feminicida
que caiga con fuerza el feminicida.
Y retiemble en sus centros la Tierra
al sororo rugir del amor
Y retiemble en sus centros la Tierra
al sororo rugir del amor.
@hzamarron