Un conflicto diplomático que ha venido escalando entre nuestro país y Bolivia surge, cuando sin autorización de las autoridades de ese país, un avión militar mexicano, viola el espacio aéreo Boliviano, con el propósito de recoger al ex presidente, que acababa de renunciar a ese cargo, Evo Morales y trasladarlo a nuestro país, donde muy emocionados los funcionarios de la “CuatroT” le ofrecían Asilo Diplomático sin guardar las formas, por lo que a juicio de las nuevas autoridades de ese país, la actitud mexicana desde ese momento se ha considerado como una clara injerencia en los asuntos internos de Bolivia.
Nuestro país basa su política exterior en la “Doctrina Estrada” desde su redacción en 1930, por su autor, Genaro Estrada, Secretario de Relaciones Exteriores durante la Presidencia de Pascual Ortiz Rubio. Los principios de este sistema se basan en que, en temas de coyuntura internacional, el gobierno mexicano no debe tomar parte y mantenerse neutral ante todo. Su principal idea es defender la soberanía y no intervenir en temas extranjeros.
Sin embargo, desde que Manuel Andrés López Obrador MALO, asumió el poder ha banalizado abiertamente esa doctrina ya que tal y como se percibe en el extranjero “la doctrina Estrada solo aplica cuando los que están en conflicto no son sus socios ideológicos”.
El blanco perfecto, escondido en la embajada mexicana y que esperemos caiga en manos de las autoridades Bolivianas, es el ex ministro de la presidencia Juan Ramón Quintana, acusado de Sedición y terrorismo, quien tendrá mucho que explicar, primero del apoyo económico de Evo a López Obrador y segundo, el apoyo logístico proporcionado por López para realizar el fraude electoral con el que pretendía reelegirse Evo.
Violando esos principios de la Doctrina Estrada, Marcelo Ebrad, ha calificado reiteradamente como “gobierno de facto” y “gobierno espurio” al actual gobierno de transición.
Luego acuso que el “asedio” de la policía a la embajada mexicana era inaudito a lo que el gobierno boliviano respondió exhibiendo tres cartas de la misma embajadora de México, solicitando precisamente ese apoyo para proteger la embajada.
La “Convención de Viena Sobre Relaciones Diplomáticas” establece claramente que el inmueble de la embajada mexicana es inviolable y por ende los agentes de las fuerzas armadas de Bolivia no podrán penetrar en ellos sin consentimiento de la embajadora, pero en el mismo artículo expresamente establece la obligación a Bolivia de adoptar todas las medidas adecuadas para proteger los locales de la misión contra toda intrusión o daño y evitar que se turbe la tranquilidad de la misión o se atente contra su dignidad, situación que en la especie ha venido realizando y que ahora es motivo de molestia de nuestro Canciller.
Ahora hasta los vecinos y ciudadanos se han unido al rodear la embajada, se trata de que nadie más entre y tampoco salgan los asilados los cuales no obtendrán el salvoconducto necesario para venir a México. La Embajadora Mexicana ya fue declarada “non grata” y viene de regreso a México. ¿Qué pasa en realidad con la Diplomacia mexicana, tanto compromiso se tiene? Ya involucramos a España gratuitamente.