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"In Memoriam" Fernando Carlos Vevia Romero

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  • Héctor Raúl Solís Gadea

El sábado pasado, a eso del mediodía, la profesora Patricia Córdova Abundis, Jefa del Departamento de Letras de la Universidad de Guadalajara, dio a conocer el siguiente comunicado:

“La comunidad académica del Departamento de Letras lamenta profundamente la insustituible pérdida del Dr. Fernando Carlos Vevia Romero, profesor brillantísimo, traductor e investigador que marcó pautas profesionales en muchas generaciones de la Licenciatura en Letras y la Maestría en Estudios de Literatura Mexicana. Descanse en paz y viva en nuestra memoria. Gracias por todo Dr. Vevia”.

Minutos más tarde llegó a mi correo electrónico una carta del profesor de Literatura Marco Aurelio Larios López: “Seguramente ya lo sabrás, pero hace más de un par de horas falleció el Dr. Fernando Carlos Vevia Romero, Maestro Emérito de la Universidad de Guadalajara, e ilustrísimo académico del CUCSH”.

Ambos mensajes son pequeños homenajes a la vida y el quehacer educativo de uno de los profesores más brillantes de la Universidad de Guadalajara.

Fernando Carlos Vevia Romero nació en Madrid el 19 de mayo de 1936. Estudió la licenciatura en Filología Clásica y Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid; cursó estudios de posgrado en la Universidad de Deusto (Bilbao) y obtuvo el grado de doctor en Filosofía por la Universidad de Comillas de Madrid.

En 1975, un profesor icónico, cofundador de la vieja Facultad de Filosofía y Letras de la máxima casa de estudios de Jalisco, invitó al doctor Vevia a Guadalajara. Me refiero al maestro y poeta Adalberto Navarro Sánchez. “Recibí la invitación para estar un semestre y duré treinta años”, diría Vevia Romero muchos años después.

El 25 de noviembre de 2003, el Consejo General Universitario le otorgó el nombramiento de Maestro Emérito. Fue, a no dudarlo, un reconocimiento merecido. Los estudiantes recuerdan su compromiso indiscutible con la enseñanza y el quehacer intelectual. Al principio de cada clase, dice Alejandro Fuerte, uno de sus estudiantes, señalaba la ruta de exposición que iba a seguir; además, cuando presentaba obras de autores en otros idiomas, primero los leía él en su lengua original y después ofrecía a los alumnos su propia versión en español.

Entre los cursos que impartía destacan los de semiótica, Cervantes, El Quijote y la obra de Rodolfo Usigli. Además, destacó como traductor del alemán al español.

Otra faceta en la que destacó fue la de investigador. Publicó más de una decena de libros y decenas de artículos, capítulos de libros y ensayos diversos. En el año 2009 la Universidad de Guadalajara publicó una amplia colección de sus artículos periodísticos, bajo la paciente labor de años de compilación de la maestra Irma Martínez López y la cuidadosa edición de la profesora Carmen V. Vidaurre. El libro, titulado Filosofía del Siglo XXI, cuenta con estudios preliminares sobre la obra del doctor Vevia Romero, por parte de Juan Carlos González Vidal y la propia Carmen Vidaurre.

Es el diario intelectual de un hombre comprometido con su vocación de búsqueda de ideas y pensamientos. Me han impresionado, por ejemplo, sus preocupaciones sobre la antropología y la educación. Una clave sobre este tema es el énfasis puesto por Vevia en el hecho de que el ser humano no puede constituirse como tal, es decir, no puede participar de la riqueza espiritual implicada en la condición humana, si no recibe una determinada educación.

Al respecto, Vevia asume la manera en que Herman Nohl describe la relación entre antropología y pedagogía: “Nohl, dice Vevia, entendía la educación como el momento en que un adulto ayuda a un no-adulto a identificarse a sí mismo, a tener dominio de su propia personalidad. ¡Hermoso programa!”.

Una definición similar que adopta Vevia, pero acaso más profunda, implica entender la educación como la “orientación de todo ser humano hacia la totalidad del ser y del mundo, mediante la cual se va dando a todo lo que sale al encuentro su lugar, su dimensión y su sentido”, según la recoge del Diccionario de Herder.

Uno de los artículos del libro, llamado “In Memoriam Adalberto Navarro Sánchez”, viene a cuento aquí. Por una ironía de la vida, las palabras que Vevia escribe a propósito de la partida física del maestro Navarro adquieren sentido también con respecto a él mismo:

“Otra línea de su intelectualidad fue el amor a los libros. Se puede estudiar una carrera, se pueden leer libros, para adquirir prestigio dentro de la sociedad, para solucionar problemas económicos, para adelantar en la carrera política… y se leen libros, porque es una necesidad de vida o muerte. Como el pez necesita vivir en el agua y el pájaro en el aire, hay seres humanos que necesitan pensar, conocer lo que se ha pensado en otros tiempos. Cuando hablamos de ellos, no podemos decir: “Lee libros para...”. Simplemente decimos: “Lee”. Es su vida”. Así era el profesor Vevia.

Descanse en paz y que nos sirva su ejemplo, su vocación.

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