Han convertido el boxeo en un deporte que solo entienden los expertos, aunque muchos de ellos se enteraron del triunfo de Saúl Álvarez al mismo tiempo que usted y yo.
“¡Güey, los golpes de poder!”; dicen. Perdón, para mí golpe es golpe y daño es daño y los dos salieron con una ceja rota. Pude ver la pelea en familia, que ni somos pocos, ni somos tan fanáticos; me agarró en Detroit y vi ganador a GGG, ¿basado en qué? Simple apreciación de que el que tira más, tiene más ganas y quizá hasta pega más.
Pero me dicen los que saben que no tengo el ojo tan entrenado como para apreciar esos “golpes de poder”, que sí vieron los jueces Dave Moretti (Nevada) y Steve Weisfeld (Nueva Jersey), expertos que dieron el triunfo a Saúl 115-113; el otro, Glenn Feldman (Connecticut) vio empate 114-114, como mi hija Helena de 8 años con una galleta oreo en la mano.
Las diferencias se centraron en los rounds 7, 8 y 9, hasta para el del empate. No tengo elementos para juzgar la capacidad de un juez, ni quiero; En el ring, Benjy Esteves intervino poco entre un Gennady Golovkin que tiró mucho jab, aunque la efectividad fue del Canelo (CompuBox: 23/22%). ¡Qué apretado! ¡Bárbaros, Moretti y Weisfeld!
¡Fíjese! En el fut sé que la pelota en la red es gol y sé qué equipo ganará con cierta anticipación (si no es empate), casi las mismas certezas tengo en el tenis, beisbol y otros deportes comercializados a gran escala; ¿por qué? Porque las reglas son claras y la preocupación porque el aficionado viva una experiencia es fundamental.
En el boxeo no. Es para expertos, pero quieren que lo consumamos todos. Yo diría: por qué el CMB/AMB no nos evitan la pena de la frustración y ponen una pizarra en la que los jueces informen round a round la puntuación. Por 84.99 de PPV es justo y yo me ahorro otro “¡güey, los golpes de poder!”.
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