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Con los vientos en contra

Pandemia, guerra y efectos económicos. Como si el impacto sanitario y económico de la pandemia no hubiera sido suficiente para una América Latina muy golpeada, la guerra de Rusia y Ucrania ha agitado los mercados y como resultado se tiene una escalada de precios, sobre todo de los energéticos, que se ha convertido en la más reciente amenaza para la recuperación. México, Brasil, Chile, Colombia y Perú tienen en este momento la inflación más alta en las últimas dos décadas, fundamentalmente debido a la suba de precios de los combustibles y los alimentos, según datos del Fondo Monetario Internacional (FMI). Los otros países latinoamericanos viven situaciones similares, con recuperaciones insuficientes y con precios que se alejan del poder adquisitivo de la gente.

Con 200 millones de personas en pobreza y 86 millones de personas en pobreza extrema en América Latina, la suba de los precios es un golpe tremendo para el presente y el futuro. Sólo en el caso de los alimentos el incremento de los precios será de 22 por ciento debido a la guerra de Rusia y Ucrania, de acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés). Esta suba se da tras un año también de subas: en 2021 el encarecimiento de los alimentos fue de 28 por ciento, según la FAO. Es decir, la pandemia generó más pobreza y las actuales condiciones de precios complican todavía más la suerte de los empobrecidos.

En el caso de México, los vientos desfavorables de la guerra ya se notan en las proyecciones: según Goldman Sachs, la economía mexicana crecerá apenas 1.4 por ciento en 2022, siendo el segundo país latinoamericano con el peor avance pronosticado. Para Citibanamex, el crecimiento mexicano será de 1.3 por ciento en 2022. En ambos casos hubo una reducción de las expectativas debido a los elevados precios de los combustibles y a la fragilidad de la región, sobre todo por el freno de la economía de Estados Unidos.

Sin embargo, pese a los vientos internacionales poco favorables, hay cuestiones de fondo que tienen que ver con los motores, con la dinámica propia, con el impulso interno. La productividad en México está estancada desde hace tres décadas, en tanto la economía se mueve en “cámara lenta”, según un reciente estudio del Banco Mundial. Mientras que en Corea del Sur la productividad creció 3 por ciento entre 1990 y 2019, en México apenas 0.1 por ciento anual en promedio. En las entrañas de los motores hay poca productividad, poco dinamismo y resultados escasos, pese al trabajo y el esfuerzo.

Lo México es referencial para los latinoamericanos: la cuestión importante está en los motores internos, en la gente, en su capacidad de hacer, en su educación y su preparación para enfrentar necesidades y urgencias. Hace falta una profunda revisión de la calidad educativa, de la inversión en ciencia y tecnología, del capital humano y de las estrategias para reinventar la economía. Los vientos hoy están en contra pero lo importante está en que mejoremos los motores y el propio impulso.

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Héctor Farina Ojeda
  • Héctor Farina Ojeda
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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