Negocios

La competitividad y lo que nos falta

La economía de Chile es la más competitiva de América Latina y ocupa el lugar número 44 de un total de 67 países a nivel mundial, de acuerdo al Índice de Competitividad Mundial que realiza el Institute for Management Development, de Suiza. Chile superó a países como México y Colombia, que quedaron en los lugares 56 y 57, respectivamente. El estudio se realiza considerando cuatro grandes factores: el desempeño económico, la eficiencia gubernamental, la eficiencia de negocios y la infraestructura.

En los primeros lugares de la competitividad mundial se encuentran Singapur, Suiza y Dinamarca. No es una sorpresa, ya que se trata de economías eficientes, estables, ordenadas y planificadas. Y tienen muchas cosas en común, como el elevado nivel educativo, la inversión constante en infraestructura, la capacidad de innovación y la flexibilidad suficiente para ajustarse a los grandes cambios que se dan en la economía mundial. En muchos sentidos, estos países son la antítesis de nuestras economías informales, desordenadas, poco planificadas y precarias.

“Creemos que las economías más competitivas del futuro serán aquellas capaces de anticiparse y adaptarse a este contexto global cambiante, al tiempo que crean valor y bienestar para sus ciudadanos, lo que también las hará sostenibles”. Esto lo dijo Arturo Bris, director del Centro de Competitividad Mundial de IMD. Y si lo pensamos en el contexto latinoamericano, no sólo estamos lejos del futuro sino que también del presente: nuestras economías siguen siendo precarias, lentas, con sistemas educativos que no alcanzan la calidad suficiente para haya forma de anticiparse y adaptarse a las exigencias de un mundo globalizado.

En el caso de México, no sólo se trata de una cuestión de ver resultados en los grandes indicadores de la competitividad, sino de que fondo hay un problema curioso: pese a que se trata de una economía grande que tiene un comercio importante con Estados Unidos, y que habitualmente hace bien los deberes, desde hace tres décadas no puede romper el cerco del crecimiento promedio del dos por ciento al año. Una de las explicaciones a esta aparente contradicción entre hacer bien las tareas y no lograr los mejores resultados es que la calidad educativa no es suficiente para lograr que la economía se ajuste a los cambios y las exigencias.

Si algo debemos aprender de los países que habitualmente se posicionan en los primeros lugares de los distintos estudios económicos es que los que mejores resultados obtienen son los que más invierten en educación, los que más planifican su futuro económico, los que tienen orden en sus finanzas y, sobre todo, invierten en la mejoría de la calidad de vida de las personas. No es coincidencia que los países mejor posicionados en el ranking de competitividad sean también los que tienen mejores sistemas educativos y de salud, así como menores niveles de pobreza, precariedad y desigualdad. En el fondo, la cuestión latinoamericana es reiterativa: falta mejorar la educación para mejorar la economía.


Google news logo
Síguenos en
Héctor Farina Ojeda
  • Héctor Farina Ojeda
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.