Negocios

Crecimiento modesto

Las economías latinoamericanas se enfrentan nuevamente a lo insuficiente. De acuerdo a los datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), los países latinoamericanos de mayores ingresos tendrán un crecimiento modesto de 1.4 por ciento en 2024, mientras que en 2025 habrá una mejoría y se llegará al 2.4 por ciento de repunte. Uno de los principales motivos de esta modestia económica es que la demanda externa sigue débil, además de las tensiones globales que se deben a conflictos que encarecen el costo de varios productos y que representan obstáculos importantes para el comercio.

De acuerdo a las perspectivas de la OCDE, Costa Rica tendrá un crecimiento de 3.6 por ciento en 2024, en tanto Chile y Perú crecerán 2.3 por ciento. Del lado de las economías más grandes, Brasil tendrá un repunte de 1.9 por ciento mientras que México tiene un pronóstico de desaceleración: la economía crecerá 2.2 por ciento, una cifra inferior al 2.3 por ciento que se tuvo en 2023. El panorama latinoamericano se ve complicado no sólo debido al escaso dinamismo que se espera sino que detrás de estas cifras está la imposibilidad manifiesta de mejorar las condiciones de millones de personas que se encuentran en la pobreza y la precariedad.

Resulta notable que ni siquiera con el impulso del nearshoring o relocalización de empresas se vislumbre un impulso suficiente para romper con el cerco del crecimiento insuficiente. Y aunque los pronósticos se vuelven más favorables cuando se piensa en el potencial latinoamericano en cuanto a energías renovables y riquezas naturales, lo cierto es que el contar con el potencial suficiente no nos ha convertido en economías sólidas ni mucho menos ha logrado revertir las carencias sociales. Al contrario, seguimos siendo la región más desigual del mundo.

Uno de los aspectos que debemos mirar con detenimiento dentro de un complejo conjunto de causas que limitan el dinamismo económico latinoamericano es la dependencia de lo momentáneo y la fascinación con el corto plazo. Las inversiones golondrina, las fórmulas que funcionan rápido, las inversiones en infraestructura visible y la mirada de corto plazo son recurrentes en casi todas las políticas públicas. Y, en cambio, las inversiones que generan grandes cambios pero que tardan en redituar son relegados: la educación, la ciencia, la investigación, la cuestión ambiental, y un largo etcétera.

Las pronósticos de crecimiento modesto y los resultados insuficientes no cambiarán si no se piensa en forma planificada en el mediano y largo plazo: hay que mirar al futuro y comenzar a construir las bases de economías más sólidas, más incluyentes y, sobre todo, más estables en el tiempo. Y esto significa atender, de una vez por todas, las carencias que generan rezago. Hay que invertir más en la gente, en lo social, en el capital humano, en el conocimiento. El futuro económico se construye o, de lo contrario, seguiremos a merced de malos pronósticos y malos resultados debido a factores externos.

Google news logo
Síguenos en
Héctor Farina Ojeda
  • Héctor Farina Ojeda
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.