Cultura

El fraude del éxito

  • Psi y que
  • El fraude del éxito
  • Héctor Cerezo Huerta

He aquí la receta del "éxito" posmoderno ¿Tienes 30 años y aún no tienes todo lo que quieres? ¡Eres un loser! Sé productivo, acumula objetos, capital y momentos efímeros, consume suplementos, asiste al gimnasio a tomarte un festín de selfies, saca el máximo provecho de tu biotipo corporal, viaja por el mundo, sé un depredador ¿o emprendedor? Da igual. Aplasta a los demás, compite y compórtate como un genuino psicópata. No duermas por las noches. Cualquier tiempo libre, deberías estar ocupándolo para aprender chino mandarín y aumentar el grosor de tu currículum vitae para ser un esclavo eficiente. Planifica hasta el último detalle de tu vida, no comas demasiados carbohidratos, sé políticamente correcto en tus redes sociales, en especial en la red profesional más chistosa del mercado: LinkedIn. Los headhunters ahora monitorean tus redes sociales. Quizás no lo sabes, pero es probable que tus empleadores ya te boletinaron en el buró laboral si tuviste la ocurrencia de defender con justicia tus derechos. Descubre tu misión en un entrenamiento de vida o consigue al coach que necesitas, coloca una foto nueva en tu Facebook y edítala con retrica. Ayuda y rescata a otros, aunque no tengas idea de cómo hacerlo, pues la necesidad de rescatar a otros, es proporcional a la necesidad que tú tienes de ser ayudado y rescatado.

En la cultura del éxito, la posmodernidad nos dio permiso para ser unos hijos de puta diluidos con sustancia de gente cool (Murillo, 2016). La homogeneidad nos define, consumimos identidades y creencias igual que papel higiénico o zapatos. Ya no interesa el cuidado, la ética, la tolerancia, la cooperación o la empatía. Tras la aparición del capitalismo en la Europa occidental, la adquisición competitiva de riqueza se convirtió una vez más en el criterio fundamental para alcanzar el estatus de gran hombre (Harris, 2010) y la recompensa que otorga la meritocracia se tornaron adictivos. Paradójicamente, el fracaso ha sido, desde los albores de nuestra civilización, fuente de miedo y vergüenza. Equivocarse no es solo inevitable, sino necesario para entender nuestros deseos y prioridades.

El "éxito" implica entregarse de modo absoluto y continuo al flujo del capital. Psicológicamente hablando, vivimos un momento histórico donde resulta más importante la representación de los hechos y no necesariamente, los hechos crudos. Así, por ejemplo, la pobreza y el desempleo se encuentran desbordados, pero los ideólogos del éxito gritan: "Haz de tu vida una fiesta". Con franqueza, no tengo ni la más remota idea de lo que debe hacer una persona para ser exitosa. Ni siquiera cuento con una idea de lo que significa el éxito. Los hospitales psiquiátricos, los consultorios de los especialistas de la salud mental y hasta los reclusorios están plagados de "infelices" que creyeron que ese momento exacto que los metió en problemas, era "exitoso". Lo que sí tengo claro es que la búsqueda ingenua del éxito es el camino más seguro hacia la infelicidad. Al margen de ese camino, el neoliberalismo se divierte al observar cómo nos destripamos exitosamente en la vida.

Twitter: @HectorCerezoH

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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