Glenn Close ya había sentido el año pasado cómo los premios Óscar podían ser una caja de sorpresas. Este año fue Sam Mendes, quien –se presumía- sería galardonado como mejor director de la supuesta mejor película –“1917”-. La noche del pasado domingo, sin embargo, vio los premios emigrar al sudcoreano Bong Joon-Ho, quien hizo historia al ganar su obra “Parásitos” los galardones a la mejor película, la mejor película internacional (antes, Mejor Película Extranjera), mejor director y mejor guion original. Ya había yo reseñado esta película para Notivox semanas atrás, pero parece oportuno recuperar algunos temas, particularmente por la lección de cine que nos han brindado los sudcoreanos: dirección, guion, interpretación y filmación que conforman una película que narra de manera tan sucinta como brillante sus temas.
Al recibir la estatuilla como mejor director, Bong Joon-Ho dijo visiblemente conmovido: “Estaba listo para relajarme. Muchas gracias. Cuando era joven, había un dicho: ‘lo más personal es lo más creativo’. Cuando estaba en la escuela de cine estudié las películas de Martin Scorsese. Nunca pensé que ganaría. Cuando la gente no conocía mis películas en Hollywood, Quentin (Tarantino) siempre las ponía en sus listas. Todd Philips y Sam Mendes son también grandes directores. Quiero hacer una masacre de motosierra y dividir esta estatuilla en cinco”.
“Parásitos” es una bomba que pocas personas esperaban. Bong fue elegante al saludar a Martin Scorsese, que hasta ahora ha sido ignorado solemnemente por la Academia. Desisto regularmente de los llamados spoilers para justificar mis argumentos, pero creo necesario invocar algunos tramos para que se comprenda lo que percibo sobre este filme asiático. En todo caso, trataré de ser lo más ambiguo posible para el lector que no ha visto la película. Creo que el tratamiento de Bong Joon-Ho sobre la revuelta de los oprimidos revitaliza la manera de contar historias desde esta focalización. Es verdad que Francia levantó la mano con “Los Miserables” ante las desigualdades mundiales, pero la obra de Bong Joon-Hoestá cargada de un humor tan negro y tan ácido que me han hecho caer en la cuenta si no son parásitos los otros, es decir, los ricos. Recordemos: los oprimidos ocupan espacios en el hogar de una familia rica. El espectador dirá que ellos son los parásitos, pero… ¿no será que los ricos son quienes dependen totalmente de ellos? Juzgue usted si esta premisa fue el detonante para hacer memorable al filme.