Esa inentendible y famosa frase de la responsable gubernamental de identificar a los medios mentirosos podría sintetizar el galimatías en que se ha convertido la pretendida 4T. No es falso que la corrupción sea un gran problema con consecuencias muy graves en muchos otros órdenes de la vida social, pero no es verdadero que el Presidente ya la acabó. AMLO nunca ha entendido el vínculo entre corrupción y Estado de derecho, entendido éste como la garantía de que ciudadanos y gobierno actúan conforme a derecho. Y si las normas están mal o son obsoletas, se cambian por unas mejores; y si las instituciones y políticas que aplican las leyes son ineficaces y corruptas, se depuran y transforman. Pero vivir sin Estado de derecho deriva en anarquía y prevalencia de los poderosos.
Repasemos la actuación de la pretendida 4T en materia de Estado de derecho. Comencemos con aquellas cosas que no son falsas. En primer lugar, no es falso que la mayoría de las leyes impulsadas por este gobierno han sido inconstitucionales o están impugnadas vía amparos o acciones de inconstitucionalidad; tampoco es falso que el Presidente actúa sin importarle si viola o no la ley; por ejemplo, ha emitido decretos que violan leyes como la circular número 1, de febrero de 2019, cancelando apoyos presupuestales a organizaciones de la sociedad civil.
No es falso que el gobierno viole el principio de inocencia de los acusados hasta que se les demuestre su culpabilidad, ya que incrementar los delitos que ameritan prisión preventiva oficiosa manda a la cárcel de manera injusta a miles de mexicanos inocentes. Tampoco es falso que la ley orgánica de la FGR impulsada por Gertz sea un retroceso para la autonomía de la fiscalía y los derechos de las víctimas. No es falsa la disminución de los presupuestos de las dependencias que defienden a mujeres y niñas víctimas de la violencia y buscan a los miles de desaparecidos. No es falsa la ausencia de resultados para desmontar las redes de corrupción de los gobiernos previos y tampoco es falso que este sexenio será el doble de violento que el de Calderón.
Sigamos con las actuaciones que no son verdaderas, como la eficacia de la política de los abrazos para contener la expansión de las organizaciones criminales; no es verdadero que el fiscal Gertz Manero actúe con autonomía del Presidente; tampoco es verdadero que la Guardia Nacional sea civil pese a que la Constitución así lo ordena; no es verdadero que el gobierno tenga una estrategia para contener la violencia en los centros turísticos más importantes del país (Cancún, Acapulco, Vallarta) y se impida una crisis en el sector peor que la causada por pandemia.
No es verdadero que haya terminado el huachicol y tampoco es verdadero que exista una política real de impulso y fortalecimiento de las policías locales, volviendo mucho más inviable una solución pronta a la inseguridad. No es verdadero que Morena se haya opuesto a la operación ilegal de organizaciones criminales en favor de sus candidatos en varios estados. No es verdadera la disposición real del gobierno y la FGR a investigar la corrupción de los hermanos López Obrador e integrantes del gobierno de la pretendida 4T.
¿Ya les quedó claro porque la funcionaria de las mañaneras dice que la caída de México en el ranking mundial de Estado de derecho no es falsa pero no verdadera?
Guillermo Valdés Castellanos