Política

2022: riesgos de la gobernabilidad (II)

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El segundo eje de la gobernabilidad democrática es una sociedad que participa activa y legalmente en la construcción del proyecto de un país más rico, incluyente, libre y democrático. Sus aportaciones son fundamentales: crear riqueza (el sector privado genera alrededor de 75% de la riqueza del país); financiar al Estado vía el pago de impuestos; dar legitimidad política y social a los gobernantes mediante el voto y el respaldo a sus gestiones. También contribuye, mediante muchas organizaciones, a crear y distribuir muchos bienes públicos, como conocimiento, salud, educación, etc. Por estas razones es iluso pensar que puede haber plena gobernabilidad sin el concurso de la sociedad.

Este ha sido el eje que más ha soportado la gobernabilidad de AMLO, ya que ha conseguido mantener una enorme legitimidad política y social, tanto por su votación como por el elevado nivel de respaldo de los tres primeros años de su gestión. Su popularidad ha compensado la pésima gestión de los asuntos públicos. Sin embargo, hay factores de este eje mal manejados, lo que podría minar su legitimidad. La estrategia política de polarizar y dividir a la sociedad, considerando a la mitad de ella como su enemiga, especialmente a los empresarios, ha provocado que la economía no haya crecido antes de la pandemia y que su recuperación posterior al covid sea mucho más lenta. Ninguna economía puede crecer aceleradamente cuando los empresarios sacan sus capitales y no invierten.

La política de abrazos y no balazos a la delincuencia (eufemismo de impunidad) ha sido una invitación para que muchos ciudadanos opten por la violencia para dirimir sus conflictos (pleitos de vecinos y de pequeñas comunidades resueltos a balazos), hacerse justicia por propia mano e incluso para crear autodefensas. Una sociedad sin ley es ingobernable y lo estamos viendo cada vez más en más lugares.

Al igual que en el eje del gobierno –analizado la semana pasada— no hay indicios de cambios en este otro factor de la gobernabilidad: la relación del gobierno con la sociedad. Mientras AMLO mantenga el elevado respaldo social, se sentirá fuerte y continuará polarizando y atacando a quienes ha declarado enemigos de su 4T, ya que es parte del mecanismo que le ayuda a conservar el respaldo de la otra mitad de la sociedad. Pero debe considerar que muchas de sus políticas están generando cada vez más descontento social, alejando de la supuesta 4T a cada vez más segmentos sociales, como son el caso del movimiento de mujeres, de médicos y enfermeras, universitarios, científicos, trabajadores de la cultura, etc.

La relación con el sector privado es el factor más débil de este eje y se deteriorará más si se aprueba la reforma eléctrica, la cual sería la puntilla para lo poco que queda de la confianza empresarial. Sin un involucramiento serio de los empresarios, la economía se estancará, aumentará la pobreza y si no se controla pronto la inflación, es probable que el ejército de descontentos se incremente significativamente. Sin embargo, no hay factores para que el enojo social se traduzca en descontento político contra el Presidente, ya que no hay ninguna figura en la oposición con credibilidad que sea capaz de contrarrestar la narrativa de AMLO y hacerlo responsable de la debacle económica. Para completar el panorama, la próxima semana, cómo AMLO se empeña en destruir el tercer eje de la gobernabilidad, la democracia. 

Guillermo Valdés Castellanos

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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