En el Poder Judicial de Jalisco se han hecho esfuerzos muy significativos por ampliar la cobertura de los servicios; sin embargo, se constata que por más juzgados que se abran la demanda de servicios crece en mayor medida. Los jueces y magistrados coinciden en señalar que los conflictos, particularmente en materia familiar, van creciendo en número y en intensidad y violencia. Cada vez es más frecuente ver que los despachos que litigan materia familiar ya tienen entre sus filas abogados penalistas, que polarizan los conflictos familiares agregándoles denuncias penales y acusaciones sobre abusos y violencias.
En el Poder Judicial de Jalisco compartimos la convicción de que cuando los conflictos llegan a una denuncia o a una demanda es que los hemos dejado llegar muy lejos y que será muy difícil recuperar la paz entre las personas involucradas. Compartimos la visión de que es mucho mejor construir y fortalecer nuestras comunidades (familiares, vecinales, laborales, escolares); anticipar y prevenir los conflictos; y atajar los conflictos cuando son incipientes, antes de que crezca el nivel de confrontación y violencia. Parafraseando al Dr.
Sergio García Ramírez: no le pidamos a la justicia judicial que haga lo que no hace la justicia social y comunitaria.
Jalisco es el estado del país que más apoya la justicia alternativa, con un presupuesto para el IJA, que representa el cinco por ciento del presupuesto del Poder Judicial (el promedio nacional es de 1.6%). Se apoya a la justicia cívica profesionalizándola, incorporando la mediación y el acompañamiento terapeútico para reducir las vulnerabilidades de las personas (adicciones, manejo de la ira, terapia cognitivo conductual). De igual forma, la mediación comunitaria ha quintuplicado su cobertura en el estado. Ayer se inauguró el centro municipal de mediación número 34 en Ocotlán. Y el 83% d elos jaliscienses tiene en su municipio algún centro de mediación. Se busca atajar a los conflictos cuando van iniciando, apostando por el diálogo, la empatía y la negociación que preservan las relaciones y construyen paz.
También se busca generar competencias en los servidores públicos (como policías, profesores, jueces cívicos); en los miembros de orgnizaciones de la sociedad civil; y en organizaciones vecinales. Se dan cursos de circulos de paz y de encuentros restaurativos.
Todos podemos hacer algo para construir la paz desde nuestras casas, nuestras escuelas, nuestras colonias, y no esperar a que la discordia llegue a tribunales o a estallidos violentos. ¿Hace cuanto que no nos reunimos en familia? Podemos dedicar 20 minutos a la semana para estar juntos todos en familia y comentar lo mejor y lo peor de nuetra semana. Reunirnos una vez al mes con los vecinos, media hora, intercambiar algunos bocadillos o botana y solo platicar de quénes somos de lo que nos gusta, nuestras aficiones, etc. Lo mismo podemos hacer en nuestros centros de trabajo. Una comunidad que se conoce, que convive, es más tolerante, más solidaria, más empática. Fortaleciendo de manera sencilla estos vínculos construiremos paz y podremos reducir y revertir la sórdida realidad de intolerancia y violencia que nos rodea.