En el recuento de constituyentes de Jalisco de 1824, en el marco del bicentenario de esta asamblea, en esta ocasión nos referiremos a uno de los miembros menos conocidos de esta asamblea, el abogado Francisco Rafael Julián Mendoza de Ayala (1756-1825), el de mayor edad de los 18 firmantes de nuestra primera Constitución local: 68 años.
Hijo de Salvador María de Mendoza y de Doña Francisca de Ayala, nació en Guadalajara el 28 de enero de 1756, siendo bautizado cuatro días después en el Sagrario de la catedral.
Este constituyente está muy vinculado a la historia del Poder Judicial de nuestro estado, fue abogado, aprobado por la Real Audiencia de Guadalajara. Entre los escasos datos biográficos disponibles los maestros Juan Enrique Ibarra Pedroza y Pedro Vargas coinciden en referir que fue “funcionario judicial y fiscal de la Real Audiencia de Guadalajara.
Una investigación del Colegio de Notarios de Jalisco, en el marco del bicentenario del nacimiento del Estado de Jalisco, refiere que intervino en muchas escrituras públicas en su carácter de “promotor fiscal específico de la hacienda pública”. Fue electo como diputado suplente al Congreso Constituyente de Jalisco.
Al darse la independencia, los poderes públicos de la Provincia de Guadalajara, que después se erigiría en Estado libre y sobreaño de Jalisco en 1823 estaban integrados por hombres ilustrados, partidarios de la causa independentista, por lo que el tránsito a la vida independiente fue muy terso. Esto fue muy claro en el Poder Judicial: el Consulado de Guadalajara, solo dejó de ser “Real”, pero mantuvo su conformación y su intensa labor de infraestructura y apoyo a la educación; y la audiencia territorial también mantuvo su conformación, e incluso uno de los oidores, el español José Domingo Ruz fue considerado, junto con Severo Maldonado, para que firmaran por Guadalajara la Declaración de Independencia del 28 de septiembre de 1821; y a finales de 1824 el Congreso Constituyente de Jalisco propuso al Congreso Federal entre los candidatos para Magistrados de la Suprema Corte Federal a otro oidor: José Ignacio Ortiz de Salinas.
El Congreso Constituyente estableció el 18 de septiembre de 1823: “se delega por ahora el ejercicio del Poder Judicial en los Tribuales y jueces establecidos en el Estado”, y la permanencia de los titulares de la audiencia se confirmó por decreto del propio Congreso de marzo de 1824 cuando estableció: El actual tribunal de la audiencia continuará dividido en dos salas, componiéndose cada una de 3 magistrados…“formarán la primera sala el sub decano, el actual fiscal (que dejará de serlo) y un letrado nombrado provisionalmente por el Congreso; Y la segunda sala los tres magistrados restantes”. Entre los magistrados se encontraba Rafael Mendoza.
La Gaceta del Gobierno Federal refiere que “la audiencia de Guadalajara” envió una felicitación al presidente Guadalupe Victoria por su designación firmada el 14 de noviembre de 1824. No firma entre los magistrados Rafael Mendoza, quien se había incorporado al Congreso Constituyente, firmando la Constitución el 18 de noviembre. Al terminar de sesionar dicha asamblea, el abogado Mendoza retornó al tribunal. Aunque aparece un Rafael Mendoza como diputado local electo para el periodo 1825-1827, al dictar su testamento una semana antes de morir, el 14 de noviembre de 1825, manifestó ser magistrado del Tribunal. Valdría la pena sus aportaciones a la función jurisdiccional y a la doctrina jurídica.