Política

Youtubers y periodistas kenianos

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  • Youtubers y periodistas kenianos
  • Guillermo Colín

De entre los temblores ni tan subterráneos que ha dejado tras de sí la implantación cabal del régimen lopezobradorista, con toda su cauda de primeras medidas y cambios pretendidos o contradicciones, destaca el surgimiento de un polémico “periodismo alternativo”, más llamado así debido a los modernos canales internéticos que utiliza y a través de los cuales se difunde, que por algún renovado cariz, si bien en sí mismo comporta un gran bono democrático con el arribo de AMLO.

En realidad lo que hacen los relativamente nuevos videoblogueros de este tipo, es ejercer el género del “periodismo de opinión” a través de redes sociales electrónicas (YouTube, Periscope, Facebook, Twitter, etcétera), para lo que no se requiere más que surcar el ancho mar de la libertad de expresión con los únicos límites que la ley impone.

Este nuevo espectro de periodismo ejercido en su mayoría por jóvenes empáticos, muy articulados, comprometidos en valores de honestidad con audiencias masivas medidas en millones de seguidores, lo cruza una política maestra de comunicación social que toma como referencia básica, justamente una conferencia de prensa del Presidente, la llamada mañanera.

A partir de ella se ha dictado agenda diaria a los medios y se ha propiciado el surgimiento de una cepa noticiosa de videoblogueros que hacen un periodismo de opinión, en su mayoría proclive a AMLO, pero también contrastando hechos diversos, estableciendo contextos y referentes necesarios para mejor entender la realidad política del país, dando voz a otros actores. Eso ya es un avance gigantesco en relación con los medios tradicionales.

En una sociedad mexicana con alto déficit de cultura política, un nutriente democrático que se puede observar es que sirven de múltiples polígonos teledifusores del mensaje gubernamental con todo y sus aristas. Logran públicos enormes mejor informados de los distintos significados para determinados hechos políticos.

A fuerza de su exitosa repetición masiva, se difunde no solo la versión oficial en los canales gubernamentales, sino también la divulgación aderezada de opinión personal. Con ello se asegura que una mayoría de la población esté de manera permanente enterada en línea sobre lo que el gobierno de México está haciendo o dejando de hacer, o quiere o no dar a conocer.

Notable diferencia sobre los medios tradicionales y uno de los motivos por el cual se les atribuyen propiedades alternativas, es porque pese a sus audiencias masivas, estos videoblogueros ya no dependen en absoluto de los subrepticios e ilegales patrocinios económicos del Estado, que era la marca corruptora típica de los gobiernos neoliberales anteriores a AMLO, de montos tan cuantiosos a la prensa que con el tiempo configuraron lo que no en balde se calificó: “El quinto poder”. Estos medios, en cambio, dicen profesar una ética social de por medio, rechazando todo contubernio con el gobierno.

Tales subvenciones ilegales, de montos muy cuantiosos, pagadas bajo el disfraz de “publicidad gubernamental”, eran en realidad acuerdos opacos para torcer o imponer en los medios tradicionales, políticas editoriales al servicio del gobierno en turno como estrategias de control social.

Hoy en día los videobloegueros que hacen periodismo de opinión no solo rechazan subsidio alguno, sino que en virtud de su novísima independencia económica repelen incluso toda transacción económica con el Estado como fuente muy tóxica de contubernios prensa-gobierno.

Más aún, algunos están totalmente en contra de que exista siquiera un rubro presupuestal destinado a pagar la publicidad oficial y señalan que para ello deberían bastar los medios del Estado, así como los tradicionales tiempos gubernamentales que el gobierno mexicano tiene asignados por ley.

Singularidad del “periodismo de opinión” es ejercer con una libertad de expresión irrestricta y ante un público interactivo al amparo del cual monetizan sus contenidos en el canal desde donde publican. Esta fortaleza económica les provee también de influencia política.

La reacción y las polémicas que los llamados youtubers han suscitado, los han colocado en un envidiable primer plano de popularidad. Los medios tradicionales han resentido que jóvenes imberbes con audiencias millonarias hagan lo mismo que sus pares mayores por cuestiones tan bizantinas como aducir que “no son periodistas, apenas alguno tiene estudios de derecho”, cuando el mismo currículo que rechazan lo tuvieron notabilísimos periodistas como Manuel Buendía, Julio Scherer y Miguel Ángel Granados Chapa, por citar solo algunos. Y eso sin tomar en cuenta cómo andan de capacitados los periodistas tradicionales, supuestamente mejor dotados, que preguntan al Presidente de la República. “¿Usted es keniano?”. Para hacer periodismo no se necesita título, sino oficio, algo que pocos adquieren.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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