Política

¿Por qué el gobierno mexicano optó por aislar y parar?

  • Entre pares
  • ¿Por qué el gobierno mexicano optó por aislar y parar?
  • Guillermo Colín

En tiempos pretéritos, los papás de los hoy adultos de la tercera edad, cuando uno de los amiguitos de la cuadra o del barrio se enfermaba de paperas o sarampión, en lugar de aislar al crío, lo mandaban a jugar con el enfermo para que se le “pegara” la enfermedad o la adquirieran todos los niños al mismo tiempo. Los papás de entonces tenían más preocupación de que a sus hijos no les hubiera dado una “enfermedad de niños”, porque les daría más fuerte ya de adultos, según rezaba su sabiduría médica convencional. Una suerte de vacunación innata de la naturaleza humana.

Los tratamientos eran tan caseros como los remedios. En casos de resfrío, el tomatillo verde se hervía y caliente se frotaba sobre la planta de los pies del niño enfermo. Con frecuencia el remedio hacía un batidillo entre las sábanas, pero las más de las veces los embadurnados pies del enfermo se envolvían en una toalla y al día siguiente amanecía sin traza de resfrío. Si el menor cursaba gripa con alguna calentura se le sentaba para quitársela con un “baño de asiento” en una palangana de agua bien caliente, mezclada con cenizas que se obtenían del “bóiler” de leña con el que se calentaba el agua para el baño corporal (que gradualmente fue de semanal a diario). No eran brujerías. Toda la población los utilizaba.

Eso era antes de que el advenimiento masivo de vacunas y antibióticos secuestraran de la colectividad la noción de dejar pasar el curso natural de las enfermedades y al cabo de décadas hicieran sentir al ser humano dizque invulnerable.

Ahora que la humanidad se enfrenta a una pandemia con tintes de catástrofe, la colectividad parece estar sobrerreaccionando de igual manera en una sola dirección: enfrentarla como un tópico farmacéutico. Es decir, como un fenómeno patológico excepcional nunca antes visto, que solo una vacuna puede anular en su letalidad.

Falacias que en su elaboración no observan que la raza humana cotidianamente está rodeada y expuesta a todo tipo de virus, pero que evolutivamente fue diseñada para enfrentar con relativo éxito las distintas enfermedades que lo han atacado a lo largo de su existencia.

Han surgido muy prestigiadas voces científicas con paradigmas diferentes del mainstream seguido por buena parte del mundo (México incluido) sobre cómo tratar al coronavirus (toda una familia de virus por cierto bastante antiguos) y que como cualquier otra epidemia respiratoria tiene su propia forma de conducirse. “Llega, tiene su pico y se va”. De hecho en China y Corea del Sur ya se acabó.

El connotadísimo epidemiólogo alemán Knut Wittkowsky, con una prestigiada trayectoria de más de 50 años, tiene una postura sorprendente: cuestiona la práctica del aislamiento social por inefectivo (dado que por naturaleza el hombre es ente social) y que por el contrario el encierro conserva al virus “saludable”, la luz lo mata (Is social distancing and lockdown on covid-19 the wrong approach?...https://youtube/m43HfvHcjpc)

Propugna reabrir las escuelas cuanto antes para que los niños se contagien en ellas entre sí, como lo hacen sin efectos secundarios unos a otros, hasta provocar lo que la ciencia médica reconoce como herd inmunity o inmunidad de rebaño, inmunidad gregaria, a partir de la cual iniciaría un proceso de desintegración de la pandemia. “Es lo único que la detiene”. Y el sol y el aire.

En esta óptica resulta que de ser acertada, a la postre no habrán estado tan equivocados los que como el Presidente de México decían que se trataba de una gripe normal que ya pasaría. De hecho, Wittkowsky afirma que sin intervención del gobierno ya se hubiera acabado.

La diferencia fue el políticamente patrocinado desbocamiento caótico de las redes sociales y el pésimo manejo de ese discurso en la comunicación social ante un universo en pánico, la estridencia mediática y la falta de explicitación científica que pusiera en contraste otras teorías como la escogida por su gobierno por medio del subsecretario Pérez-Gattel.

El manejo mexicano de la pandemia da por descontado que se acepta acríticamente que solo hay una manera de lidiar con el coronavirus. Es paradoja fatal que el régimen de tanta obsesión por la consulta ciudadana no haya hecho la pregunta de vida o muerte para millones de mexicanos y escogió sin consultar, aislar, parar y “aplanar la curva”, que pudo ser medida obligada dada la escasez de insumos para el tratamiento hospitalario de quienes lo llegasen a requerir, aun así debió consultarse a la población dadas las consecuencias que acarreaba.

El solo hecho de hacer saber al país que hay otras teorías o corrientes médicas sobre cómo tratar una pandemia respiratoria sin aislamiento social como panacea y que son igualmente responsables y prestigiadas, motiva a que el ciudadano abra los ojos sobre su realidad y pregunte: ¿por qué en el gobierno mexicano se escogió ésta, habiendo otras rutas disponibles? Hay países donde prefirieron no hacer nada.

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