Con talante macabro, el secretario de Salud de NL quiere escarmentar a la población sobre los riesgos del contagio viral: exhibiendo refrigerados en la Macroplaza de Monterrey, a los féretros con los restos de los fallecidos por covid-19. Desplaza la responsabilidad del gobierno del estado por las aglomeraciones durante la fallida reducción de los horarios del transporte público, en contubernio con intenciones oscuras.
Falacia clasista afirmar que quienes viajan en vehículo particular sean los que se contagian, no los atiborrados en un Metro. El estratega mayor de Salud en NL no está pensando con claridad. Se nota más como administrador de la muerte que como funcionario sanitario de cabal lucidez. Con un semáforo federal temerariamente en verde, NL se abre a la actividad “paulatina” el próximo 1 de junio sin evidencia que el virus reseda lo suficiente para entonces. Y no hay más plan que exhibir los ataúdes.
Las autoridades igual que el establishment médico en lugar de armar el rompecabezas incurren en represiones y censuras inauditas. De la O dispuso, según reportes periodísticos, redadas de personal de Salud acompañado por la Fuerza Civil con armas largas para cerrar o clausurar negocios “no esenciales”, etiqueta tan elusiva como imprecisa.
De la O va en contra a lo sostenido por el Presidente cuando éste recomienda que en la pandemia las acciones gubernamentales convenzan a la población. Los operativos de Salud en NL, en cambio, se hacen acompañar de metralletas para combatir sicarios, a falta de dotes disuasivas para conminar a civiles, lo que quizá el titular estatal no pudo aprender en la nobilísima carrera de medicina. Bien se dice que lo que natura no da, Salamanca no lo otorga.
Pero incluso en su materia De la O, donde sí debería estar enfocado, hizo fuerza común con el TecSalud para censurar al afamado cirujano plástico, doctor Manuel Sanmiguel Ramos, quien en un video para consumo familiar (que se hizo viral) dio a conocer que aquí en Monterrey se estaba llevando a cabo –de manera entonces pionera– un exitoso protocolo de atención al paciente covid que significaba un cambio radical de paradigma a lo ordenado por la fatídica OMS: intubación y no hacer autopsias (lo que los italianos desatendieron y descubrieron la verdadera causa de sus muertes, no debido a ataques pulmonares).
Pese a lo viral del video, a la tasa de éxito atribuida y al bajísimo costo del tratamiento al alcance generalizado de la población, lo de Sanmiguel fue recibido con hielo y en no pocos casos con hiel, por el establishment médico regiomontano que demostró hacer el vacío a quienes se atreven a pensar “fuera de la caja”.
No obstante que en Telediario se difundió al efecto una entrevista con el doctor Sanmiguel, en la que estuvo presente el secretario De la O, poca atención ulterior recibió la noticia como no fuera una reprimenda del Tec, institución que en el colmo primero se negó a sí misma, desconoció el estudio y luego lo descalificó, pero finalmente aceptó su existencia. El Tec se espanta hasta de lo que debería enorgullecerle producir.
En entrevista exclusiva concedida por Sanmiguel a este columnista (la primera concedida desde que se le vino encima un aluvión de señalamientos), a pregunta expresa no descarta que la OMS pudiera estar en la contingencia covid mafiosamente detrás de una compleja trama para encubrir fines aviesos de lesa humanidad. Menciona tener en su poder un video datado cuatro años atrás, donde aparece Bill Gates en una conferencia, mostrando un coronavirus años antes de que siquiera se conociera de su existencia.
Hoy la industria farmacéutica está tratando de descalificar hasta la cloroquina con más de 50 años en el mercado aprobada por la FDA, porque tiene supuestas contraindicaciones (igual que la mayoría de los medicamentos como la penicilina). Y por lo menos avalado por el secretario de Salud federal, Jorge Alcocer, se anuncia que un antiviral Remdesivir también está teniendo éxito. La primicia del doctor Sanmiguel, en dar a conocer el tratamiento antitrombótico y desinflamatorio del covid-19, radicalmente opuesto a lo prescrito por la OMS, fue replicada en pocas semanas alrededor del mundo, y hasta una carta a Trump de un epidemiólogo llegó al Despacho Oval.
Menos en Monterrey, su ciudad de origen que la ignora y en vez de alentar esta prometedora terapia antiinflamatoria, el secretario de Salud la desconoce y solo piensa en ataúdes en la Macroplaza. En el otro extremo el jefe de hematología del Instituto Nacional de Cardiología, doctor Raúl Izaguirre: “Los anticoagulantes representan una esperanza para el paciente covid. Si se administra Eparina con antivirales, antiinflamatorios, impide las complicaciones. En el Instituto de Cardiología ya estamos tratando pacientes covid con Eparina. Y hay tratamientos más agresivos como anticoagulación a dosis plenas y trombolisis”. ¿Y en Monterrey? Ataúdes del despecho vindicativo. ¿Ciencia regia?