Política

¿AMLO desencanta?

  • Entre pares
  • ¿AMLO desencanta?
  • Guillermo Colín

¿Podría estar rebasando la realidad a AMLO? Hay incipientes indicios, sostiene el estadígrafo regiomontano Salvador Borrego. Las últimas tragedias, feminicidios e infanticidios a partir de la violencia extrema y el mal manejo que de la percepción política de los sucesos hizo la Presidencia podrían estar pasando la factura entre la rifa del avión (cuyo éxito depende del entusiasmo de la gente) y el crimen de la niña Fátima, endosado por la derecha.

La explicitación a fondo, no se agota en la casuística individual de la existencia pauperizada según Wendy Brown, una politóloga de Berkeley. En su ensayo sobre la secreta revolución del neoliberalismo (Pueblo sin Atributos) hay un alegato contra el “sentido común” de nuestro tiempo. A través de un minucioso análisis de las fuentes intelectuales del neoliberalismo y de los hábitos sociales y políticos que produce, Wendy Brown demuestra que incluso la democracia está en peligro.

En párrafos certeros el neoliberalismo no es solo un conjunto de políticas económicas. Es una racionalidad que interviene y afecta a todos los órdenes de la vida, desde la educación hasta la cultura, pasando por los lugares de trabajo y el hogar; transformando a los ciudadanos en simples homo economicus”. ¿Estamos aún a tiempo de frenar antes de que el neoliberalismo acabe con todo?

AMLO (“Hacia una economía moral”) parece ser uno de los que creen que sí, a veces incluso festinando por adelantado que pretende un cambio de régimen, no tanto de gobierno. Pero abusar en la demonización del fenómeno ha conllevado a frivolizarlo, más que para ahondar en su conceptualización y modos de convocar al pueblo mexicano. En el caso del feminicidio sin acotar políticamente, éste podría ser su némesis.

Es verdad que como dice el Presidente, el neoliberalismo fue (y muy a su pesar sigue siendo) el mal que como epidemia contrajo México, quedando al borde de la desintegración social y de la ruina económica. Pero todavía hace falta cruzar un largo trecho entre la conciencia que de lo anterior pueda tener el ciudadano de la calle, hasta la cabal asunción que él mismo pueda hacer respecto de que el fenómeno no solo es económico. Implica modos culturales de producción que enajenan la vida social.

La mayoría de la gente lo intuye, cree que de algo así se trata esta 4T, aun así no dispone de las herramientas para analizarlo y todavía menos para generar anticuerpos que, en la dirección que apuntaba Jacques Derrida, hicieran una deconstrucción del engendro, un desmontar a través de un análisis intelectual una cierta estructura conceptual.

Una labor que es en esencia vitalmente política y superviniente al decálogo evangélico que profesa AMLO, donde la recomendación moral peca de beatitud extraterrestre ante una sociedad que se dice profanada por bestias (“hay que respetar a los delincuentes porque también son seres humanos”).

En otras circunstancias puede ser un exordio retóricamente atendible pero es –por lo menos– políticamente incorrecto, pronunciado ante quien acaba de ver desollada a su hija quinceañera. Es la otra mejilla imposible que pide la homilía cristiana como sacrificio a la voluntad divina. Insostenible siquiera imaginar la ordalía ajena en carne propia y en la vida real sin un sufrido sentido del odio y la venganza. La reconstrucción del tejido social debe pasar entonces por atender primero estas agonías del alma antes de revictimizarlas con admoniciones de remedio casero.

La derecha bien que aprovecha éstas y otras inconsistencias en caricaturas burdas, absurdas, mal informadas y de patetismo cacerolero para sus campañas cuasi permanentes de desprestigio o franco ataque. En ese sentido valdría, antes de que fuera tarde, disponer mayores operadores en el gobierno mismo de AMLO, de una mayor claridad sobre la congruencia interna que los anima. Coexisten todavía formuladores de políticas públicas –ultraneoliberales ortodoxos de la vieja escuela– agazapados como el actual secretario de Hacienda, que lo mismo distinguidas trayectorias propositivas de izquierda, quienes saben que el adjetivo es algo más que una credencial, sino se va al fondo de la transformación radical de lo social, pero no se atreven a hacer la lucha por lo propio.

Para ello en primer término haría falta que AMLO mismo dejara de enviar señales políticas de pragmatismo atroz (como el presunto pacto de impunidad con Peña o la naciente estructura sindical corporativa de corte priista a la que acaba de dar su bendición). Por ahora en la 4T convive una ensalada de proyectos desarrollistas con auténticos fermentadores en la recuperación de lo comunitario, cual son las carreteras vecinales que calladamente en muchos puntos aislados de la República están construyendo los habitantes aledaños con el apoyo federal. Pero toda la construcción de naipes pudiera estar amenazada de persistir los modos políticamente incorrectos de observar la realidad como la vive la gente que tanto dice él interpretar.

[email protected]

Google news logo
Síguenos en
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.