Repantigado en el mullido sillón de su amplísimo estudio, Gil leía una nota de Otilia Carvajal publicada en su periódico El Universal: “a tres años de su creación, el Instituto de Salud para el Bienestar desapareció con un déficit de plazas de personal de salud autorizadas, así como metas incumplidas para brindar servicios a personas sin seguridad social, principalmente en zonas marginadas del país”.
La salud de Dinamarca debe ser pésima y trágica. Sólo con ellos podríamos compararnos. Esta información se encuentra en una auditoría realizada por el Órgano Interno de Control (OIC) a la Dirección General del Insabi y a la Unidad de Coordinación Médica, en la que dan cuenta de las irregularidades y deficiencias para contratación del personal y la falta de controles en distintas áreas. Todo mal y de malas, pero el Presidente afirma que todo va de maravilla. El informe de hallazgos del OIC fue firmado por las áreas competentes del Insabi y se comprometieron a entregar avances de las recomendaciones el próximo 6 de junio. Pero, el Insabi no llegó a la fecha acordada. Por iniciativa del diputado Emmanuel Reyes Carmona, de Morena, se propuso una reforma para desaparecer al instituto y trasladar sus funciones y personal al IMSS-Bienestar.
De verdad todo parece de pronto una casa de los sustos. Al Insabi se le autorizaron 9 mil 54 plazas para personal de salud, pero sólo se realizó el reclutamiento de mil 235 lugares, es decir, 13.6% de lo aprobado. Es que de veras.
La mentira descarada: si bien el instituto afirma que se contrató a 7 mil 754 personas, las minutas de trabajo proporcionadas por la Coordinación de Reclutamiento y Distribución del Personal de Salud al OIC sólo tienen registradas a mil 235 en 11 entidades. En efecto, ellos tienen otros datos.
Afirma Otilia Carvajal: “Existe un incumplimiento con el objetivo prioritario: garantizar que no falte personal médico, de enfermería y técnico en las unidades de atención a la salud, particularmente en los lugares con mayores niveles de marginación (rural, indígena y de pobreza), del Programa Institucional 2020-2024 del Insabi”.
Todo mal
En el Insabi, la Unidad Nacional de Coordinación Médica sólo había visitado 60 jurisdicciones sanitarias de las 247 existentes en los 32 estados del país, lo que equivale a 24%. ¿Cómo la ven? Ya en serio. El Insabi determinó que en esas entidades se autorizarían 3 mil 145 plazas para médico general, cirujano dentista y enfermeras generales, en donde sólo se comprobó la contratación de mil 235 personas. Y mientras trajeron médicos cubanos. ¿Estamos locos? No, para nada, ocurre que un grupo de ineptos y transas se hizo cargo de la Salud en México.
El Insabi no cumplió las metas propuestas para la atención de población en zonas marginadas, de acuerdo con los indicadores del sistema de evaluación de desempeño de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. Las deficiencias se concentraron en localidades con menos de 2 mil 500 habitantes sin acceso físico a servicios de salud. El Insabi incumplió y solo alcanzó 44.8% de una meta de 97.1%. ¿Pues no que primero los pobres? Gil no da crédito y cobranza, qué desastre. Millones de pobres sin atención médica. La gran transformación. Gamés sabe que la suma de fracasos de este gobierno será histórica.
Un fracaso criminal
En la realización del papanicolaou a mujeres de 25 a 34 años por primera vez o un lapso de tres años, el incumplimiento fue de 36.8%; en los servicios de promoción y prevención, 56.6%; en los embarazos de alto riesgo referidos a un segundo nivel de atención, 31.5%; y en niños menores de cinco años recuperados de desnutrición, 46.3% de incumplimiento.
A Gil se le vuelan los sesos. ¿Y nadie dará cuenta de las pérdidas, de los robos, de las ineficiencias? De momento, no.
En el programa de Atención a la Salud se halló un incumplimiento de 61.2% en la tasa de vacunación de niños menores de cinco años sin seguridad social; de 45.7% de las consultas de primera vez a población sin seguridad social, y de 56.7% de la detección de diabetes mellitus.
Gil releyó estas cifras y logró un gran concepto, una profundidad analítica, una verdad: este gobierno está repleto de ojetes.
Todo es muy raro, caracho, como diría Lichtenberg: “Vivimos en un mundo en el que un loco hace muchos locos, mientras que un sabio hace pocos sabios”.