Política

La bestia inmoderada

Gil lo leyó en su periódico MILENIO: el presidente Donald Trump aseguró que no ha cambiado de parecer respecto a la construcción del muro fronterizo con México: “No dejen que los medios de comunicación falsos les digan que cambié mi postura sobre el muro. Éste va a detener el narcotráfico, la trata de personas”, Trump ha insistido en que México pagará el muro “de alguna forma”.

Repantigado en el mullido sillón del amplísimo estudio, Gil recuerda no sin melancolía algunos momentos culminantes del tiempo en que Trump irrumpió en la vida mexicana y los presenta y representa como un rosario de desgracias nacionales.

Escena originaria

Gil intenta imaginar el momento en el cual en una oficina de Pinos (así dice Gamés) se decidió el suicidio político de Peña Nieto, perdón, la invitación del candidato Trump a México. Sentados alrededor de una mesa redonda, un grupo de asesores, especialistas en asuntos internacionales e incluso en asuntos de política interior, no pocos de ellos egresados de la Universidad Panamericana, deciden: que venga Trump. Sí, hemos tenido una gran idea.

A la mañana siguiente de la elección en Estados Unidos, Gil despertó y recogió del piso lo que quedaba de él. Un hueso por aquí, un pedazo por allá, la autoestima metida en el tambo de la ropa sucia. Ah, qué noche aquella que pasó Gil por los filtros de la elección estadunidense: preocupación, mentira, sinrazón. Contra todos los vaticinios, Trump había ganado la presidencia de Estados Unidos. Y mientras más se inquietaban los analistas en las televisoras, más perturbaciones atravesaban la cabeza de Gil: agresiones a granel, amenazas cumplidas, infamias sin pruebas de parte del candidato
republicano.Gilga es de los que creen que si Trump cumple un tercio de las amenazas que ha proferido contra México y los mexicanos, la pasaremos muy mal.

El huracán

Una mañana, Agustín Carstens, gobernador del Banco de México, afirmó que aunque era incierta la política económica que impulsaría Trump, el presidente de Estados Unidos parece más conciliador, el huracán 5 que se acercaba al país ha disminuido su intensidad, dijo Carstens, si bien aún no se convierte en una tormenta tropical. El símil meteorológico del hombre del Banco de México no le parece a Gil del todo afortunado: si las amenazas de Trump ya no equivalen a un huracán categoría 5, las advertencias ominosas podrían ser las de un ciclón de fuerza destructiva 4 o 3, en cuyo caso la destrucción sería catastrófica.

Carstens domina el famoso arte de dar malas noticias. Como decía Ibargüengoitia que le comunicó la muchacha que trabajaba en su casa cuando una parte del techo se vino abajo. Ella cumplió con su deber y le dijo: como que se abombó el techo. Así las casas (muletilla patrocinada por Grupo Higa), todo indica que hay alta probabilidad de que el techo de la economía mexicana se haya abombado. Dios quiera y los dedos se le hagan chicharrón a Gilga y que Carstens tenga razón y Trump se convierta en un huracán de baja intensidad. Como dijo el filósofo: están viendo y no ven.

El futuro y la posverdad

Gil abandonó el mullido sillón y caminó sobre la duela de cedro blanco con las manos entrelazadas en la espalda. Que venga en ayuda de nosotros la poesía: la posverdad es una posmamada. Oh, sí. Ociosos filósofos fabricantes de palabrejas consideran que al idioma español le faltan palabras y entonces las inventan. Convendría que quienes usan y desusan “la posverdad” conocieran más palabras de la lengua española antes de inventar nuevos significados, pero no nos desviemos, esta página del directorio está dedicada a Trump y sus “posdeclaraciones”.

En unos cuantos días empezarán las negociaciones del TLC entre los gobiernos de México y Estados Unidos. ¿Irán los especialistas, los conocedores mexicanos, o Videgaray se hará cargo con Meade y unos cuantos asesores? Alguien debería contar más o menos de qué se trata ese encuentro, o como se dice ahora: “hacer la narrativa” de esas reuniones. Mientras tanto, Gil “hace la poética” del encontronazo: en las reuniones de revisión del TLC vamos a ver de qué lado masca la iguana. Este gongorismo popular, si tal cosa fuera posible, retrata a la perfección lo que ocurrirá en esos infaustos días.

El fantasma de Samuel Johnson le dijo a Gamés: El lenguaje es el vestido de los pensamientos.

Gil s’en va

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Gil Gamés
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  • Entre su obra destacan Me perderé contigo, Esta vez para siempre, Llamadas nocturnas, Paraísos duros de roer, Nos acompañan los muertos, El corazón es un gitano y El cerebro de mi hermano. Escribe bajo el pseudónomo de Gil Gamés de lunes a viernes su columna "Uno hasta el fondo" y todos los viernes su columna "Prácticas indecibles"
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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