Como se decía en el patio escolar: en el PRI los madrazos están de a peso, o sea, baratos; injurias regaladas, infamias a bajo precio. Tenía que ser, diría la extinta madre de Gil: un largo proceso de degradación sin pausa. Alito cambia los estatutos y luego se reelige y luego a soltar bofetadas.
Ahora mal sin bien, el Tribunal Electoral aún no valida la reforma estatutaria y al menos cuatro ex dirigentes nacionales del partido impugnan la reelección de Alito. El aspirante a la presidencia nacional del PRI reviró a quienes se oponen a su reelección y los acusó de ser “priistas impresentables (…) Es lamentable que hoy gente que recibió los mayores beneficios del PRI, estén no solo atacando a su partido, sino generando este clima donde lo único que hacen es hacerle el servicio al gobierno”.
Gil se dio un manazo en la frente. Hasta donde Gamés entiende, después de los resultados catastróficos que Alejandro Moreno ha obtenido, luego de perderlo casi todo, la verdad de las verdades debería estar en el mismo clóset reservado para Marko Cortés. Ya nadie renuncia, apenas y tarde el Jimmy Lozano, entrenador del equipo nacional, después de ser eliminado en la primera ronda de Copa América. Según esto, hay que perderlo todo para que se cumpla el Proceso (de Kafka), así le dicen a las catástrofes políticas y deportivas, y eso que no han empezado las Olimpiadas. Por cierto, Ana Guevara ya tiene hospedaje en París, por si estaban preocupados, Gilga ya iba a pasar el sombrero para que esta señora que ha terminado de fastidiar la CONADE camine por le Jardin de Tuilleries. Gil con su hilo negro en la mano: estamos mal.
Tanto tiempo disfrutamos
Ah, que tiempos aquellos en que Monsiváis cantaba “Sabor a PRI”, vieja canción que ahora entona Alito: pasarán más de mil años, muchos más. Alito se ha referido a conspicuos priistas que se oponen a su reelección, entre ellos Manlio Fabio Beltrones y Dulce María Sauri, ex presidentes nacionales del partido. Alejandro Moreno se refirió a Manlio Fabio Beltrones, y lo acusó de estar vinculado en el asesinato del excandidato presidencial Luis Donaldo Colosio en 1994. Pero, ¡cómo!, ¿Alito acusa a uno de sus senadores de algo que además quedó aclarado en el pasado?: “Está señalado en el expediente Manlio Fabio Beltrones y todos estos temas fueron parte del lastre que llevó al partido a sus tiempos más complicados, esto no es de hace seis años (…) Nosotros en el 2019 recibimos un partido destruido por toda la corrupción que hacían estos personajes”. Imitaciones auténticas: todo problema actual viene del pasado.
Y a Dulce María Sauri, líder del partido tricolor entre 1999 y 2002 —quien dijo que impugnará las reformas con las que Alito Moreno busca extender su mandato por 8 años más— comentó que habría que cuestionarla por el Pemexgate, un caso de financiación ilegal de la campaña presidencial de Francisco Labastida en 2000. Además, cuestionó que durante su dirigencia el PRI perdió por primera vez la Presidencia de la República. El PRI estaba roto desde hace tiempo, Alito lo hizo añicos. Terminó el gobierno de Peña Nieto y huyeron de México. Son una vergüenza”.
“A mí no me van a doblar, este gobierno con esta bola de cínicos y corruptos a su servicio porque quieren un PRI de rodillas. El gobierno está feliz de que les están haciendo el servicio de tratar de impulsar la división en tricolor, pero nosotros estamos unidos”.
De-separados
Unidos, unidos, lo que se dice unidos, tampoco exageremos, Salito, ¿o cómo era?, antes al contrario, de-separados, eso sí podría decirse de la situación priista. Ahora mal sin bien, Salito, ¿quieren el mismo PRI? Olvídenlo. Gamés propone: cámbienle de nombre, sacrifiquen a algunos en la plaza de la fama y la reputación y funden otro partido. Se dice difícil, pero es peor de lo que ustedes imaginan.
Salito aseguró que el grupo que trata de dividir al PRI quiere seguir manteniendo sus privilegios; los acusó de abandonar a los priistas por cinco años, de no levantar la voz contra el actual gobierno ni apoyar en las campañas. Bien pensado, a Salito no le falta razón en este punto, en honor a la verdad. ¿Qué hizo Dulce María Sauri por el PRI en los últimos años? ¿Y Manlio Fabio Beltrones? ¿Y Labastida Ochoa? Na-da. Ah, ¿cómo ven a Gil en defensa de Salito?
Todo es muy raro, caracho. Como diría Henry David Thoreau: “Las cosas no cambian; cambiamos nosotros”.
Gil s’en va