Repantigado en el mullido sillón del amplísimo estudio, Gil pensaba en los casos atípicos, no tanto de la vida, que los tiene y a granel, sino del Sistema de Transporte Colectivo, mejor conocido como Metro. Allá iban los trenes de la Línea 7 de Polanco cuando, según el director del sistema, Guillermo Calderón, un tornillo se aflojó y otro fue degollado en la placa de seguridad, razón por la cual dos vagones quedaron separados. La autoridad le llama a este momento difícil “hecho atípico”. Y de inmediato a la Fiscalía para dar noticia de lo ocurrido.
De que el anillo de seguridad que sujeta al cilindro no se encontró, y que durante la revisión en vías se encontró el famoso tornillo flojo. El señor Guillermo Calderón se apresuró a decir que no se trató de un tema de mantenimiento, pues “el tren ha sido sujeto a mantenimiento sistemático oportunamente desde el 5 de enero”. Es decir hace unos quince días. ¡Diantres! Entonces estamos ante un caso de sabotaje. ¿Alguna autoridad podría explicar si hay una investigación de hechos atípicos? Ya luego averiguaremos los típicos.
Gil lo leyó en su periódico El Universal en una nota de Salvador Corona y David Fuentes: “La Fiscalía General de la Ciudad de México inició una carpeta de investigación para determinar si las fallas en las líneas, los apagones, los choques y, sobre todo, el que los usuarios arrojen cosas a las vías del Metro, en realidad se trata de un sabotaje”. Alguien arrojó un chicle a las vías del tren: ¡arréstenlo! Atentado contra el Metro y la campaña, ilegal, de Claudia Sheinbaum. Nunca sabremos si hubo un intento de sabotaje; en la política de este gobierno, el secreto es un arma cargada de mentiras.
Resguardar
Ante los hechos atípicos que según las autoridades se han presentado en distintas líneas, la jefa de Gobierno dijo que desde el domingo la Guardia Nacional vigila afuera de los talleres de Sistema de Transporte Colectivo. Todo esto le suena a Gilga como una gran puesta en escena. No deja de ser un poco raro que la jefa de Gobierno se niegue a la hipótesis de que los siniestros sean producto de la falta de mantenimiento en las instalaciones del Metro. Bien visto, los hachazos al presupuesto podrían ser el verdadero sabotaje. Por lo demás, Claudia Sheinbaum afirmó que “estos hechos atípicos han tenido un uso político mezquino”. Un olor a la honestidad de Delfina Gómez se esparció por el amplísimo estudio: “a nosotros lo que nos interesa es la seguridad de los usuarios. Muchas voces salieron y dijeron que era el mantenimiento, pero se encontraron desacoplamientos”. ¿Usted entendió algo? Gil tampoco.
Cuauhtémoc Blanco
Gil lo leyó en su periódico La Razón en una nota de Cristina Ceja. Con la novedad de que el dirigente nacional del Partido Encuentro Social, Hugo Eric Flores, anunció el rompimiento con el gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco, a quien culpó de la violencia en el estado. Como decía un viejo amigo de Gil: “está el lodo como pa’l marrano”. El impresentable Hugo Eric Flores, del vergonzoso partido Encuentro Social, desconoce al ex astro de los campos de futbol, hombre de un dedo de frente y mil manos para la transa. Pobre Cuau, Gil tiene la impresión de que la estrella del ídolo periclita (gran palabra). “Se tenía todo para hacer un gran gobierno con legalidad, legitimidad y el apoyo presidencial”. Gil cayó sobre la duela de cedro blanco víctima de enormes carcajadas.
Hugo Eric dijo que un día, el gobernador Blanco “en estado etílico ordenó la liberación de unos delincuentes comunes para proteger a policías que estaban retenidos”. Estas finas personas, representantes de la cuatroté, qué, ¿ya se nos olvidó cómo llegaron al gobierno de Morelos? De que el Cuau le dijo al dirigente del PES que si no abandonaba el estado, regresaría a la Ciudad de México en cachitos y en el domicilio de su señora mamá.
En ésas estaba Gilga cuando sobre su hombro alguien leía su gacetilla. Ni más ni menos que su nuevo gran amigo Jean Paul Regagnon, quien dijo en un envión: “votaron por él, cómanselo con papas”.
Todo es muy raro, caracho, como diría Roosevelt: “Es de sentido común elegir un método y probarlo. Si falla, admitirlo francamente y probar con otro, pero sobre todo, intentar algo”.