Con mayor relevancia se está tomando el 8M, que, en el marco del Día Internacional de la Mujer, es la fecha propicia ahora no solo para reconocerlas, sino para enaltecer ese llamado enérgico para terminar con la violencia de género.
Reclamos justificados, gritos desesperados para cesar contra el feminicidio, la violencia psicológica, física, contra todo tipo de agresiones hacia ellas. Siguen teniendo razón, el Estado de México, por ejemplo, se mantiene como puntero en materia de feminicidios, en el año 2019 se contabilizaron 122 feminicidios, para el año 2020 la cifra pasó a 150 feminicidios, teniendo como municipios con mayor incidencia a Atizapán de Zaragoza, Ecatepec Tecámac y Tultitlán.
Tan grave ha sido la situación que dentro de la reestructura del gobierno estatal, se creó la Secretaría de la Mujer, hasta este momento sin brillar, para muchos sin existir.
El contexto y las estadísticas son claras, pero también está la contraparte, la de los grupos feministas que tanto aplaudía el actual gobierno cuando no eran gobierno, al grado de que han recurrido a cercar, a colocar un gran muro en las inmediaciones de palacio nacional y otros edificios a efecto de que no se dañe el patrimonio.
¿Muros de miedo o de paz? Para la autoridad dicen ser de paz, pero el mensaje ha sido otro, como el de una provocación genuina de la que mañana seguramente veremos una respuesta. Pero no solo por eso, también influye el contexto, el de la candidatura de quien está acusado de abuso sexual, Félix Salgado Macedonio, en Guerrero.
Mañana se pondrá a prueba la sensibilidad del gobierno que asegura ser feminista, la de un gobierno que tanto aplaudió el llamado enérgico de la mujer, pero que ahora mediáticamente tiene en contra, al menos a un sector y que se suman a la polarización que el mismo Andrés Manuel López Obrador ha generado. El 8M crece y ha sido gracias a los mismos gobiernos.
Germán Zepeda
