“Una nación que no controla sus fuentes de energía no controla su futuro”, esta frase la dijo Barack Obama en su libro la audacia de la esperanza.
En el 2013 se aprobó la Reforma Energética del presidente Peña Nieto, dicha reforma, de acuerdo al gobierno anterior, traería consigo inversiones para el sector energético, se iniciaría de este modo un tipo de privatización de facto, mas no de iure.
Hoy vemos que esa reforma no trajo beneficio alguno, no hay inversiones de alto calado y tampoco se extrae más petróleo.
Actualmente el Gobierno Federal ha iniciado una política de rescate al sector energético, el objetivo es el tener una autosuficiencia energética a mediados de sexenio.
Es inconcebible pensar que México siendo un país con yacimientos petroleros no tenga la capacidad de producir sus propias gasolinas, a inicios del 2013 solo el 30% de las gasolinas se importaban, ahora se importa el 70%, por otra parte, las refinerías que hoy se tienen operan a el 40% de su capacidad; la situación deplorable del sector energético se debe a dos causas: a la corrupción y al desmantelamiento de PEMEX y CFE que aconteció en años anteriores.
¿Por qué Estados Unidos ya no importa petróleo como lo hacía con anterioridad? Porque han tenido como política nodal la autosuficiencia energética.
Desde la lógica del mercado se alega que no tiene sentido invertir en refinerías pues no es un negocio que deje réditos, pero desde la perspectiva del gobierno esto no es un tema de negocio si no de seguridad energética.
El depender de otro país en materia de energía es una pérdida de soberanía nacional, como lo expresa Obama, quien no controla sus fuentes de energía no controla su futuro, no obstante, el querer que el petróleo (fuente de energía) sea piedra angular de desarrollo nacional es inviable debido a la fluctuación del precio del crudo, un ejemplo de ello fue el sexenio de López Portillo que durante su gobierno apostó por el petróleo como palanca de desarrollo para el país, y que a fin de su mandato debido a los bajos precios del petróleo México vivió una grave crisis económica.
El sector energético es de vital importancia, por ende es un imperativo del gobierno rescatar financieramente a las empresas productivas del Estado, PEMEX y CFE, para que vuelvan a ser las empresas de éxito que solían ser con anterioridad y sean los motores para recuperar la soberanía energética.