El estúpido con resentimiento y poder es aquel osado que no sabe que no sabe; entre otras razones, porque ese vacío que le acomoda está ocupado por una espesa nata, por una densa y enredada masa de temáticas trilladas, de trivialidades, de convicciones sin fundamento y otros materiales de desecho.
Probablemente el hecho de que la necedad de este tipo de personalidades obstinadas llame la atención, es que uno supone que estos personajes deberían experimentar algo parecido al pudor retraído, porque el problema de este tipo de personalidades con poder de ahora, (casi iguales a otros muchos), no es que no se den cuenta de la cantidad de información y conocimientos que no tienen, sino porque atribuyen un valor equivocado tanto a lo que ignoran como a lo que creen saber.
No solo porque consideren que esto se encuentra al mismo nivel de lo que desconocen.
Frecuentemente estos impresentables personajes con iniciativa consideran que la persona más culta, ilustrada, leída o refinada es algún “fifí” que verdaderamente les está robando foco, si no, en el mejor de los casos, y como dice el bolero de Álvaro Carrillo, “hoy resulta no estamos a la estatura de su vida” ... Mientras que para ellos lo real desfila ante sus ojos simple, monótono, apático e insustancialmente y en el terreno de la política se la sacan diciendo que tienen otros datos o me canso ganso y guácala, fuchi, “mejor abrazos que balazos”, etcétera.
La equivocada valoración que realizan de cuanto desconocen, es porque lo prudente es mucho más rico de lo que estos temerarios oportunistas alcanzan a vislumbrar.
Pero para acceder a dicha riqueza se requieren determinadas herramientas y destrezas que son las que, precisamente, proporciona ese tesoro heredado que denominamos verdadero conocimiento.
No es cierto que la persona sabia vea lo que no existe. Lo cierto es exactamente lo contrario: la persona trepadora, protagónica, no ilustrada, no ve lo que existe y pasa por delante de sus ojos constantemente sin que sea capaz de discernimiento.
En otras palabras, la persona con sabiduría no solo dispone de un mundo interior más rico, sino que permanece firme como una roca frente al mar, ante las adversidades.
De los estúpidos, dije antes que no saben que no saben, lo que significa, que lo que de veras no saben, es de lo que se pierden.