Claudia Ruiz Massieu, presidente del PRI y senadora plurinominal, se siente a gusto en Coahuila. Quienes no lo están son las legiones de niños, jóvenes y adultos que cargan a sus espaldas con una deuda cuyo servicio podría costarle al estado hasta 80 mil millones de pesos, si el plazo para pagar 37 mil millones de pesos —herencia del moreirato— se extiende hasta el año 2048. El “cálculo sencillo” lo hizo el empresario Luis Arizpe Jiménez, integrante de la Comisión de Vigilancia del Sistema Estatal Anticorrupción (Reforma, 09.10.18.)
Exultante, como si en las elecciones presidenciales de julio más de 45 millones de mexicanos no hubieran votado contra la venalidad, la falta de castigo y la soberbia representadas por su partido y por el gobierno de Peña Nieto, Ruiz Massieu respondió con retórica el clamor de justicia de un Coahuila indignado por la megadeuda, las masacres, las fosas clandestinas y las empresas fantasma durante el gobierno de los Moreira. La víctima, según ella, no es el estado, sino el PRI. “Todo el priismo, la verdad, nos sentimos lastimados y enojados de que la mala conducta de unos cuantos estigmatice a un partido de millones de mujeres y hombres que trabajan todos los días, con honestidad, con compromiso y con voluntad”, respondió en una reunión con periodistas.
La autocrítica que demanda la militancia —dijo— consiste en denunciar, “de manera firme, clara y tajante (…) cuando haya actos de corrupción por parte de algunos que manchan a todo un instituto político con tanta vocación y compromiso social como es el nuestro”. De nuevo, lo importante no es el país, sino el PRI, convertido hoy en tercera fuerza política nacional después de Morena y el PAN. A México y a Coahuila se le pueden infligir los castigos más penosos, pero no al partido de los Moreira, los Duarte, los Borge, los Madrazo, los Salinas, los Gamboa, los Beltrones.
Desconectada de la realidad del estado y de espaldas a la ciudadanía, Ruiz Massieu olvidó exigir “de manera firme, clara y tajante” —para recuperar la confianza de los electores— justicia por la deuda, las empresas fantasma y los crímenes de lesa humanidad cometidos en el gobierno de los Moreira, denunciados ante la Corte Penal Internacional. Su preocupación es menos terrenal y más patriota: fortalecer la identidad del PRI y “recuperar el orgullo priista”.
Así, con esas ínfulas.