Puede ser que usted forme parte de los 11.4 millones de adultos mayores que reciben la pensión de Bienestar, o que conozca personas en el mismo caso. Lo interesante de todo son las reacciones al respecto que tienden a agradecer o a odiar a quien tuvo la idea, la hizo universal, sin condiciones, no contributiva y un derecho constitucional, como es el presidente AMLO.
Y es que dicha retribución está de moda, porque en este semestre y por cuestiones electorales se pagará anticipadamente al doble y con aumento del 20%, que corresponde a 6 mil pesos bimestrales para todos los hombres y mujeres de este país que se inscribieron al programa y son mayores de 65 años, más los que faltan de cumplirlos en el 2024.
¿Conoce usted a alguien que no quiera recibirlos? ¿Sabe usted de alguien que realmente los necesite o que, aunque le sobre los desprecie?
Según números de la Secretaria de Bienestar, que se encarga de ello, son escasos los mexicanos que, comulguen o no con el gobierno actual, que se han negado a recibir tal beneficio, que para muchos es un aumento considerable a su presupuesto precario, y para otros un mínimo para las decenas de miles de pesos de su salario o ganancias de cada mes.
Pero casi todos ellos, sin distinción de clases sociales, se han formado en las filas para recibir su tarjeta presumirla con satisfacción porque coinciden sin distinción. "Lo merecemos después de tanto trabajar por México, además ese dinero proviene de nuestros impuestos”, dicen. Usted puede enterarse de las opiniones de estos adultos mayores, pues seguro los tiene cerca y darse cuenta de que el fenómeno político de polarización también se encuentra en los beneficiarios del programa estrella del presidente.
Entre que unos agradecen porque reconocen que ha sido una buena idea asignar un presupuesto para ello, ya que antes se lo robaban. Otros identificados de oposición, y con su mala información, dicen “que esto de la pensión ya existía y que no se quiera parar el cuello AMLO, porque no fue su creación”. Además agregan críticas al actual gobierno, principalmente a su líder, quienes a pesar de recibir de su gobierno la pensión, les sigue despertando negatividad y amargura.
Lo cierto es que efectivamente el presidente AMLO es el creador de que la pensión de adultos mayores, que comenzó a llevarse a cabo en el 2001 cuando fue Jefe de Gobierno de la ciudad de México, y que después de dos años el gobierno de Fox la implementó para todos los que vivían en zonas de marginación y pobreza, que era para mayores de 70 años. Algo parecido retomaron Calderón y Peña Nieto durante sus gestiones, aunque este último la extendió para 5 millones de adultos mayores con un pago de 525 mensuales.
Fue en el sexenio actual que continuó, pero que se hizo universal, sin condiciones y a partir del 2020 se decretó como un derecho constitucional, como una obligación del Estado garantizar su ejercicio pleno y para el año siguiente se asignara a mayores 65 años o más.
Este programa es parte de otros otorgados sobre todo a los más necesitados, es parte del presupuesto del gobierno actual de este año, que es de 727 mil millones de pesos para estos.
Tan polémico como exitoso su ejecución, porque ha sido una de las criticas exacerbadas de oposición que mencionan es con fines electorales, pero que ha tenido tanto éxito que ninguno de los futuros candidatos se ha atrevido a mencionar que lo desaparecería en sus planes de gobierno.
México necesita servidores públicos que implementan ideas y acciones para el bien común, y los mexicanos sin distinción de ideologías reconocerlo y agradecerlo.