“El fracaso para solucionar las desavenencias entre los pueblos y que provoca la guerra, no solo es de los gobiernos, también de sus gobernados que no han sabido valer su supremacía para defender el derecho a la vida y a la paz”. Propio.
Es que ahora tenemos que asombrarnos y conmovernos de las noticias otra vez, por otra guerra que acaba de estallar en el Medio Oriente, mientras después de dos años no termina la de Ucrania y toda la humanidad vive con el temor de que se propaguen, y den como resultado una masiva que perjudique a todas las naciones.
Por eso el error más importante de los sistemas de gobierno actual es que sean los dirigentes los que tengan que decidir la guerra. El que por ellos, o por grupos que dominan una nación, es que se tengan que sufrir los embates de un conflicto por ataques indiscriminados principalmente hacia la población civil (que estos últimos están prohibidos por el derecho internacional).
¿Es entonces que tenemos que culpar a los líderes políticos que decidieron hacer la guerra y defenderse o al género humano que padece en su esencia de ser violentos?
Porque nos hemos dado cuenta de que los niveles de agresión entre los humanos son cada vez más crueles y devastadores entre los que se dicen enemigos. Ejemplos de ello tenemos en los conflictos que se dan actualmente en el mundo, como el reciente entre Hamás e Israel, entre Rusia y Ucrania, entre Siria y diversas organizaciones , como sucede en Yemen y Tigray.
Para los investigadores y antropólogos la guerra surge con el nacimiento de la economía de producción y cambio radical de las estructuras sociales, así como afirman que la guerra de conquista siempre ha existido, y para los que dan una explicación más atrás con la evolución que aseguran venimos del “mono asesino”
Se ha dado cuenta que desde 1945 a la fecha ha habido 246 enfrentamientos armados en 151 lugares del planeta, siendo la peor conflagración de grandes consecuencias la Segunda Guerra Mundial que dio 40 millones de ciudadanos muertos y 20 millones de soldados (ONU).
El problema del aumento de víctimas por las guerras fue la decisión de dejar los campos de batalla en donde solo peleaban entre guerreros o militares, pero que a partir del siglo XX se modificópara probar las armas más sofisticadas y masivas para así poder eliminar al contrincante desde todos los espacios de vida posibles. La invención de las armas de fuego, las bombas y la energía nuclear hizo que crecieran los damnificados, aunque estos fueran inocentes, por el simple hechos de ser parte de los territorios de quien hace la guerra o la contestan.
Entre los estudiosos del fenómeno social, se dice que la guerra es también un instrumento de continuación de la política por otros medios, en el que grupos humano se enfrentan violentamente con resultados de muerte o daños materiales de una cantidad considerable.
Pero en este momento nada quiere estar en el momento y lugar de un ataque en Gaza, Israel o Ucrania, ni ser parte del grupo Hamás, ni ser el primer ministro Netanyahu, los presidentes Zelenski o Putin, que son los lideres que están tomando decisiones para seguir atacando o defendiéndose, que depende de ellos el fin o continuidad de la guerra, y la muerte o el sufrimiento de millones de pobladores.
Por eso ansiamos y pedimos el fin de todos los conflictos actuales y que el ser humano aprenda a resolverlos mediante otros caminos que no causen daño a nadie.