El arraigo de la religión católica en los mexicanos, aunque ha disminuido en los últimos años (71.5% de la población, Consejo Nacional de Población), sigue siendo parte de su identidad, su tradición, así como factor determinante de la discriminación e intolerancia a la diversidad religiosa que se manifiesta en diferentes grados de intensidad y circunstancias según la entidad y cantidad de adeptos que se tengan.
Sabemos que esto sucede en los estados del Centro de la república y también en Jalisco, que son los que cuentan con mayores porcentajes de feligreses en la mencionada creencia, que son más del 90% de ciudadanos y que por esto las costumbres y relaciones sociales determinan su entorno y que, aunque somos un Estado laico que se estableció desde las leyes de reforma, la iglesia forma parte importante como poder factico en diferentes entornos y aún en la política.
Vivimos en un país donde no se puede negar que muchas costumbres provienen del catolicismo, como es regirnos por el calendario. gregoriano, el domingo como día de descanso, las vacaciones de Semana Santa y muy pronto por llegar las fiestas de la Navidad, costumbres que son adoptadas por los mexicanos y en su mayoría por más de 40 millones de habitantes que, son los no católicos, que han enfrentado barreras de exclusión por tener creencias diferentes al común de la gente, como la misma Conapred lo ha reconocido. Ellos conforman la comunidad protestante, los que no tienen religión o son agnósticos, los mormones, los judíos, budistas e islamitas. Hecho sin precedente que se ha dado en los últimos diez años en que han proliferado estas ideologías.
Después de que en el virreinato y hasta 1860 se estableció en México como única religión permitida la católica con el 99.1 por ciento de adeptos, que tuvieron que pasar más de un siglo para que se dieran cambios, como fue en 2000 que disminuyó al 82.7 por ciento y en los últimos diez años que sigue decreciendo, situación inaceptable para quienes no admiten cambios, ni para creyentes ni la misma iglesia.
Aunque esta última ha reconocido que desde 2013 a 2021 ha disminuido la apertura de templos al 32.8%, así como la cantidad de sacerdotes al 12.8% , pero no la gente que va a misa (Arquidiócesis de México).
Así como sabemos de la disminución de católicos en México en los últimos años, esta situación también se está dando en mayoría de continentes del mundo, donde en Europa y África bajó, mientras en América y Oceanía no tuvo cambios, y en el único que creció fue en Asia (Estudio Religiones Latinoamericanas Nueva Época).
Según investigadores, la crisis de la Iglesia católica puede tener varias razones, como que la atención pastoral tiende a ser burocrática y poco especifica, los escándalos de pederastia y la proliferación de diversas opciones. Pero el que tiene la última versión es para los que a pesar de desempeñarse en un entorno diferente sus propias ideas, elige el camino de la verdad y la comprobación.
Es un hecho que en las sociedades hay personas buenas o malas, que muchas veces actúan independiente a sus creencias religiosas y que olvidan, por egoísmo o materialismo, que hay principios humanos universales para vivir en armonía, como es la compasión, el amor y servicio a los demás. Eso es un legado común de todos los que aman a su prójimo independientemente de cual sea sus ideas sobre Dios.