La naturaleza del trabajo a que está uno comprometido y las tareas que deben cumplirse, obligan a permanecer muchas horas sentado frente a la computadora.
Leer y contestar correos, buscar materiales informativos de la SEP para compartir con la estructura educativa, revisar planes de trabajo, informes o documentos oficiales, todo ello resulta por momentos abrumador.
Cuando recibí la amable invitación del Subsecretario de Educación en la Región Laguna de Durango, para formar parte de su equipo de trabajo, lo que acepté con gusto y agradecimiento, dedicaba la mayor parte de mi tiempo de profesor jubilado a promover actividades culturales desde la fundación que lleva el nombre del Mtro. José Santos Valdés y sobre todo a leer e intentar mejorar mi escritura, para avanzar en la concreción de algunos proyectos literarios con pretensiones de publicación.
Esto requirió ponerse en pausa, dado lo demandante que es, por respeto al ejercicio de la nueva función, en la cual he buscado poner énfasis en el sentido pedagógico que debe tener la prestación del servicio educativo. Recuperé un viejo interés por esa disciplina (la Pedagogía) y la importancia que tiene su centralidad en la formación de los maestros.
La combinación de estos elementos perfiló la posibilidad de proponer e impulsar proyectos relacionados con la lectura (su fomento, su promoción) y con la búsqueda de acciones para la mejora de la práctica docente de nuestros maestros y consiguientemente de la calidad de la educación en los centros escolares.
Algo se ha logrado de lo señalado antes –al menos eso creo-, pero existe una vertiente que complica avanzar más, y esa es la parte administrativa, la maraña burocrática que todavía existe y complica el cumplimiento de la función sustantiva de la Secretaría de Educación en todo el país y no solo aquí: garantizar un servicio educativo de calidad, traducido en condiciones favorables de trabajo para los docentes y en aprendizajes efectivos en nuestros estudiantes.
Me viene a la mente aquella frase de Jesús Reyes Heroles, cuando estuvo al frente de la SEP y la consideró “un paquidermo reumático” por la dificultad que representaba (y representa) hacerla caminar, avanzar en sus altos propósitos.
Por ello creo que mientras lo estrictamente educativo, lo pedagógico, resulta estimulante, apasionante incluso, porque implica convivencia con figuras directivas y docentes, intercambio de experiencias, lecturas, investigaciones, diseño de proyectos, promoción de actividades formativas, entre muchas otras cosas, los aspectos administrativos, a veces tortuosos, llegan a ser frustrantes.
Habré de ampliar el tema.