He conversado en días recientes con maestros ya jubilados sobre el estado que guarda la educación, la manera en que funcionan las escuelas, el papel que desempeñan los maestros en la actualidad y la actitud de los alumnos y los padres frente al proceso de aprendizaje o las necesidades de formación.
Coincidimos en que los tiempos presentes –por los distractores y problemáticas que conllevan- han vuelto más difícil la tarea educativa.
Les comenté del acercamiento que está teniendo lugar entre autoridades educativas de la Región Laguna Durango y los directores de escuela de los diferentes niveles educativos, según lo señalé en la columna anterior.
Dicha experiencia va a continuar hasta que se haya trabajado con todas las zonas escolares y quedará instituida como una actividad a realizarse periódicamente.
Digna de destacarse es la actitud de los directores, que han visto estas reuniones como una oportunidad para la reflexión, la autocrítica y la generación de propuestas orientadas a la búsqueda de mejores logros académicos.
Han insistido en replantearnos la forma de entender y ejercer la práctica docente, lo que no es cosa menor.
De manera específica señalan deficiencias en la planeación didáctica de los docentes y en los procesos e instrumentos de evaluación para trabajar en ello.
Han propuesto dedicar más tiempo a la lectura para atenderla de forma más eficiente, con el apoyo del Centro Pedagógico “Prof. Gregorio Torres Quintero”, desde donde se aportarán estrategias, materiales, cursos y se fortalecerá la campaña permanente “Laguna:
región de lectores”.
Al mismo tiempo se plantea promover acciones efectivas para alcanzar un mayor nivel de participación de los padres de familia en tareas académicas.
Focalizar maestros y alumnos que requieran apoyo pedagógico, además de reconocer públicamente a aquellos maestros destacados en el trabajo áulico e invitarlos a compartir sus experiencias y ayudar a otros compañeros docentes.
Todo lo señalado debe estar inscrito en el Programa Escolar de Mejora Continua, de manera que no se deje nada a la improvisación, que se tenga definido lo que se quiere lograr, sin perder de vista que el cumplimiento de objetivos y metas sólo será posible con una actitud de verdad comprometida por parte de cada uno de los actores, empezando por abatir el ausentismo y preparándonos mejor para el desempeño de nuestra función. Sí es posible.