Cultura

André Gide

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  • Gabriel Castillo Domínguez

En el asunto de la lectura, de la literatura, hay autores cuyas obras te agradan, las disfrutas, pero nada más. 

Hay otros, en cambio, que te provocan emociones, que mueven cosas en tu interior, que no sólo te impulsan a la reflexión sino a tratar de actuar de manera diferente frente a la vida. 

Te hacen entender el verdadero valor de la literatura, su potencial para mejorar a las personas, para volver más humanos a los individuos. 

En los años recientes me ha ocurrido algo de esto con el acercamiento a los libros de Albert Camus y André Gide. 

En estos dos autores, su vida es tanto o más interesante que su obra. Hay que conocer la primera para entender mejor esta última. 

Gide fue un hombre de gran inteligencia, de notable sensibilidad, y un escritor que dejaba traslucir en sus textos una honestidad intelectual poco común, apegada a lo que fue en su vida el principio de rechazo a la mentira y a la hipocresía. 

Este rasgo lo emparentaba con Camus, otro admirado escritor con quien compartió el sufrimiento de la misma enfermedad (la tuberculosis) y el espíritu de rebeldía que los llevó a cuestionar al propio Estado Francés y la situación en la URSS con Stalin que era entonces intocable.

En la columna anterior comenté que en la transición del año 2019 al 2020 estaba por concluir la lectura de Los monederos falsos, novela de Gide que él consideraba, entre todas las que escribió, la única digna de ser clasificada en ese género. 

Publicada en 1926, con un estilo complejo y una excelente prosa, es una especie de compendio de las contradicciones que el escritor padecía en su vida y aparecían reflejadas en los personajes de sus obras anteriores. 

Para alguien como yo que quiere mejorar su escritura, defectuosa a pesar de los años que llevo intentando, obras como ésta son enriquecedoras. 

Ya antes había leído Isabel, La sinfonía pastoral y Los sótanos del Vaticano, sin muchas repercusiones, pero el acercamiento a su Diario volvió a despertar un vivo interés en este personaje de la literatura universal que recibió el Premio Nobel en 1947 por “su extensa y artísticamente significativa obra literaria, en la que los problemas y la condición humanos se presentan con un audaz amor a la verdad y una aguda penetración psicológica”, según la Academia Sueca. 

El pasado 22 de noviembre se cumplieron 150 años del natalicio de Gide y resulta lamentable que ese aniversario pasara desapercibido en el llamado mundo literario. 

¿Acaso sigue pesando la prohibición de El Vaticano a leer sus libros? Abundaremos sobre este importante escritor.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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